II

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Sería el fin de la historia si no fuera por una llamada repentina.

Espresso estaba a punto de dormir cuando sonó el teléfono. Se pusó las gafas y cogió el móvil. Vió que Latte le estaba llamando. Le dió al botón de contestar.

- ¡Espresso! ¡Te necesito, es algo urgente! -dijo nerviosa-

- Si es algo complicado lo solucionamos mañana. -contesto con cansancio-

- Bueno igual es un poco complicado pero no creo que cueste. 

- Mejor lo solucionamos mañana.

- ¡Pero es muy urgente! ¡Mi gato se ha escapado de casa y no se donde está!

- ...¿Enserio Latte? Estaba a punto de dormir y me has despertado para buscar tu gato. -dijo con desprecio- Dudo que se haya alejado mucho, el gato ni se movía de su cama. Lo buscaremos mañana. -bostezó-

- ¿¡Y si se ha ido a un bosque y se hace pupa!? ¿¡Y si se cae a un rio y se ahoga!? ¿¡Y si-!?

- A ver Latte, no creo que el gato es tan tonto. Ademas los gatos tienen nueve vidas. 

- ¡Pero, pero pero-!

- Llama a Almond para que te ayude si te preocupas tanto. Siendo un detective seguro que te encuentra el gato facilmente.

- Ah, me he olvidado de él en completo. ¡Le voy a llamar ahora mismo! ¡Muchas gracias! ¡Hasta mañana Espresso!

- Buenas noches... -dijo bostezando-

Latte colgó la llamada. Espresso miró la hora y eran las diez y media. Bastante pronto en su horario habitual. Ya que no solía dormir o dormía a las tres o cuatro de la madrugada.

Volvió a meterse en la cama y cerró los ojos pacificamente.






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