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Le tomó algo de tiempo abrir sus ojos, lo primero que vió fue una luz cegadora encima de él. Había pasado bastante tiempo desde que vió una luz así de brillante.

Quiso tocarla con una de sus manos pero algo se lo impedía, estaba atado de manos y pies en una mesa.

Tenía miedo, mucho miedo.

— ¿Cuánto tiempo te llevará esto, Doctor?

— Tendrás que tener un poco de paciencia, Shigaraki, si lo hago todo de una vez será un fallo más.

— Eso no es lo que pregunté.

— Dependiendo de cómo se vaya desarrollando, debe haber periodos de descanso con duración de al menos dos días entre cada fase para que el cuerpo pueda adaptarse mejor.

— Eso es demasiado tiempo, pronto se darán cuenta de la ausencia del otro mocoso y vendrán a buscarnos, debimos tirarlo en algún otro lado.

— Ya que está aquí podrías empezar con el plan B.

No sabía de qué hablaban, seguía confundido por el golpe, pero sabía que no era nada bueno si lo sacaron de ese pequeño cuarto después de un año estando encerrado ahí. Sabía muy poco acerca de sus planes pero intentó tanto como pudo no darles lo que querían, él jamás colaboraría con los villanos.

— ¿Ya despertaste? Es una lástima que no tengamos anestesia, tendremos que hacerlo contigo consciente.

El miedo fue remplazado por un creciente asco que se formaba en su estómago al escuchar aquella voz mezclada con burla y falsa pena, una voz que está seguro de haber escuchado antes. Ya estando más despierto volteó la vista lentamente hacia su lado izquierdo observando a dos personas paradas a un par de metros alejados de él, había muy poca luz de ese lado de la habitación, sin embargo, pudo identificar muy bien a Shigaraki, y a su lado un hombre con una bata blanca y anteojos redondos.

Fue fácil recordar de quién se trataba.

— T-tú...

— ¡Oh! Me sorprende que me recuerdes, eras muy pequeño en ese entonces, Izuku-kun.

No había manera de olvidarlo, no había forma de olvidar a la persona que lo diagnóstico quirkless, a quien dio comienzo a su infierno con una sonrisa plasmada en su cara. No podía procesar del todo la información que estaba recibiendo, pero por alguna razón su enojo sólo aumentaba con cada segundo que pasaba, trató con todas sus fuerzas zafarse de las ataduras en sus muñecas jalando y pateando, aunque no sabía muy bien lo que haría al soltarse, no estaba pensando claramente.

— ¡¿Qué intentan hacerme?! ¡Suéltenme!

— ¿Sabes? Esta es una situación que fácilmente podrías evitar. Sólo tienes que cooperar con nosotros. — escuchar la voz de Shigaraki por primera vez en meses lo hacía temblar del miedo y contener la respiración, era aterrador.

— J-jamás ayudaré a l-los villanos.

— ¿Seguirás diciendo lo mismo aún teniendo a tu amigo rubio como compañero de celda? ¿Acaso debo lastimarlo para motivarte un poco?

Sus ojos se agrandaron en sorpresa y su pulso se aceleró. ¿El Katsuki de su celda era real? Su amigo de la infancia, él estaba ahí, estaba con él hace unos momentos. La liga lo atrapó, estaba en peligro estando ahí.

¿Qué debe hacer?

No quiere contribuir con la liga, pero si no lo hace lastimarán al cenizo, y por más que lo hubiera tratado como basura él seguía siendo alguien en peligro y no quería que nadie saliera lastimado por su culpa, nunca podría perdonarse algo así. Esto sólo lo dejaba con una alternativa: rendirse.

Come back [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora