HEY! VOLVI. ESTO NO ES UN CAPITULO, SON PEQUEÑOS DRABBLES QUE HICE EN MI QUERIDO GRUPO DE WASAP, CON IMAGENES QUE MI AMIGA CARLA ME MANDABA. DECIDI SUBIRLOS PORQUE... ¿POR QUÉ NO? AHÍ TIENEN.
SOMBRA
Una sombra. Eso es lo que me atormenta. Una sombra maligna, llena de maldad, que hace de mi vida una pesadilla.
No sólo me sigue, hace a las personas de mí alrededor malas. Me insultan, me golpean, hacen que todo mi mundo sea un infierno.
Algo peor que eso, es que hace mala a mi familia también.
Nunca hice nada malo, todo esto es por culpa de la sombra, me repito continuamente, pero ella puede llegar también a mis pensamientos. Me contradice.
Estoy cansado de ella.
Dicen que cuanta más luz haya, más fuerte se hace la sombra.
Eso me pasa cada día. La sombra se fortalece, haciéndome a mí cada vez más débil.
Un día eso cambio.
Una oscuridad densa, hermosa, llegó a mi vida.
Al principio la sombra se resistió. No quiso separarse de mi cuerpo, pero poco a poco la oscuridad se la llevó. Esa oscuridad me hizo comprender que soy perfecto tal y como soy, y que alguien puede quererme.
Esa oscuridad tiene por nombre Anthony, y fue el que me quitó mi sufrimiento, el que mi propia sombra me causaba.
ZELDA Y PAPÁ
Ian estaba cansado. Había tenido un día agotador, y lo único que quería hacer ahora era ir a su casa, besar a su marido y abrazar con fuerza a su pequeña hija.
El ojiazul llego a su casa, pero se encontro con las luces apagadas.
Entró en su habitación, esperando ver a Anthony, cosa que vio, pero él no estaba solo.
Junto a el, su pequeña Zelda estaba durmiendo, apoyando la cabeza en la el brazo de su padre. NO pudo evitar mirarlo por unos segundos. Era lo más adorable que habia visto desde q su hija nacio.
Sonrio, besó la frente de las cosas más importantes de su vida, y se encaminó al sofa.
- Parece que hoy me toca dormir aqui. - dijo antes de caer rendido en los brazos de Morfeo.
EL CHICO DEL RINCÓN
En un rincón. Ese chico siempre esta sentado en un rincón.
Nunca habla, nunca se mueve, es como si para él sólo existiera el rincón.
Pero eso cambió un día.
Un niño nuevo se le acercó. Su nombre es Anthony Padilla. Al parecer el chico del rincón no le contesta.
El nuevo intenta hablarle de nuevo, pero este sigue sin contestarle.
Anthony sigue igual por tres días, pero el chico sigue sin contestarle.
Al parecer no se cansa.
Sigue así por un trimestre, por dos hasta por tres, hasta le un día, el chico del rincón, se levanta, y abraza al chico nuevo.
- Gracias. - fue lo que este le susurro. - me hubiera quitado la vida si la gente seguía sin hablarme. Eres un ángel.
El chico nuevo no contestó. Sólo agarró del brazo al chico del rincón y lo sento en el rincón otra vez, solo que esta vez, Anthony tambien se sento.
- No te preocupes. Sólo pensé que te sentías un poco solo. ¿Te molesta que compartamos el rincón?
Y desde ese entonces ya no se llama el rincón del chico, se llama el rincón de los chicos