Yo Solía Quererte

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Aquel demonio vuelve y algo pareció revivir en Kaigaku, no sabia que tanto podía volver a sentir por él, o por alguien más a quien nunca tuvo en cuenta.

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  Había poca gente a la que Kaigaku supo admirar o sentir el mínimo de respeto, primero fue su padre pero este lo abandono como si fuera un pedazo de basura inútil, fue la razón por la cual se desmorono y trato de ponerse como meta sobrevivir sin importar el costo y sin importarle sobre quien tuviese que pasar, un grave error; luego el sujeto ciego del templo, este había sido muy bueno con el pero Kaigaku lo traiciono robando y dejando a un demonio hacerse con los demás niños ahí saliendo solo el vivo, no lo lamento al comienzo pero ya en esta vida se sentía tan lamentable, es una fortuna que no lo haya vivido pero su recuerdo seguía vigente tanto así como el remordimiento de esta nueva vida; otro fue Jigoro, su maestro era estricto con la forma de educarlo, la respiración del rayo fue difícil de aprender pero lo tomo como agua en el desierto, lo necesitaba para sobrevivir y ser más fuerte, ya ningún demonio iba a arruinarlo como antes y las demás personas tampoco iban a poder abusar de él como su padre se sentía seguro de lo que podría llegar a conseguir entrenando duro; Kokushibou fue su quiebre en la forma en la que veía el poder, ese demonio lo deslumbro, era simplemente magnifico de ver, su sola presencia lo sacudió de pies a cabeza, tanto así que luego de comprender que si seguía peleando contra él era seguro que moriría no dudo un segundo de arrojarse a sus pies y pedirle volverse un demonio como el, anhelaba tanto ser como el que pensó que ser un demonio iba a ser la mejor forma de ampliar su fuerza, cosa que tampoco pensó mucho porque ese demonio tenía ya 400 años y se convirtió en un demonio a la edad de los 30 maso menos, era obvio que nunca tendría su poder, tendrían que pasar mínimo 50 años para estar decente a una luna superior y después tampoco llego al año de volverse demonio; y por ultimo estaba el creador de todos los demonios, Muzan, este le despertó muchos sentimientos pero a pesar de ya pelear para él y ser un simple subordino todavía recuerda lo primero que se le vino a la mente cuando lo conoció, enojo y asco.

El poco tiempo que vivió con los demonios le hizo ver lo diferente que eran, Akaza era engreído y presuntuoso, no estaba a la altura de su ahora maestro, se creía mucho pero era obvio que no podría ganarle ni a Kokushibou ni a Douma, obviamente a él sí podría claro estaba por eso tampoco se relacionaba mucho con este, solo algunas cuantas palabras de respeto y ahí se iba todo. Douma era excéntrico, la primera vez que lo vio fue en una habitación manchada de sangre, con el piso cubierto de cadáveres de mujeres jóvenes, el sonriéndole e invitándole una pierna que tenía en la otra mano, acepto de buena gana tratando de llevarse mejor con el pero se dio cuenta de que era un estúpido, si el otro de cabellos rosas no comía mujeres y se catalogaba como insoportable Douma era insufrible.

Kokushibou, su nombre y presencia lograban ponerlo nervioso, con el pasar del tiempo el demonio de seis ojos lograba desestabilizarlo, el miedo lo carcomía al comienzo de su entrenamiento con este, pero luego se dio cuenta que cuanto más tiempo compartía más cercanos se volvían, claro que cercanos era una forma de decir ya que la primeras veces estando juntos apenas se dirigían la palabra solo para que el mayor le diera órdenes y este las llevara a cabo, faltaría poco para que otros sentimientos nublaran su mente llenándolo con más dudas. Al cabo de unos meses conviviendo con él supo que fue uno de los primeros cazadores, uno de los precursores de usar alientos, no lo comento pero si eran tan bueno se le hizo una pérdida de tiempo el que se haya convertido en un demonio, supuso que tan recto no era para abandonar todo y pretender vivir toda la eternidad, ambos habían sucumbido ante el miedo y la desesperación de ser mejores ante alguien más, el ante su hermano y de alguna el también ante "su hermano".

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