✗ One Night | Junior Wheeler

𝕺𝕹 | Platos rotos

Capítulo cuatro

No es mentira lo que dicen de nuestra generación, realmente odiamos hacer pedidos por teléfono. En especial si no sabemos diferenciar el tofu del salmón, ¿no es lo mismo?, todo es sushi.

—¡Tengo hambre!, ¡tengo hambre! hambreeee—el niño comenzó a dar vueltas alrededor de la cocina, no me molestaban sus gritos, sin embargo, a Junior sí.

—¿No puedes hacer que se calle?—me preguntó desde la escalera.

—¿Tú puedes hacer que se calle?—le pregunté con seriedad y deje el teléfono sobre la barra.

Me rodó los ojos.

Si seguía haciendo eso se le van a torcer.

—Ya que estás aquí, para que te enteres, pedí sushi y esa será nuestra cena–me cruce de brazos.

Se encogió de hombros y luego miro a su hermanito menor.

—Eso cenamos ayer, todavía hay sobras en el refrigerador, Sammy—lo regañó y luego se recargó en el barandal—, como sea, no tengo hambre.

El niño no se inmutó de su presencia, el seguía haciendo lo suyo, saltando y bailando con ese aterrador muñeco.

Ojalá fuera más como Sammy.

El timbre sonó a los pocos minutos, y la entrada estaba algo lejos.

Okey, aprovechare a Junior.

—Cuídalo en lo que recibo el pedido, ¿quieres?—alce ambas cejas y luego mire a Sammy.

No tardo.

Salí corriendo de la casa hasta el recibidor, haré el cardio que no hago en años.

—¡No se vayan, aquí estoy!—dije firme con el dinero en la mano.

Me acerque al repartidor, lo bueno es que las rejas de la entrada eran espaciosas.

—Muchas gracias, aquí tiene, quince dólares y una propina—le extendí un billete de veinte dólares y tome el pedido.

Mi regreso a la casa fue lento, no quería cometer una tragedia y llegar con el sushi hecho pedazos.

—¡Ya volví!—exclame al cerrar la puerta, todo estaba muy callado—, ¿Sammy? ¿Junior?

Me acerque con la respiración acelerada a la cocina y deje el pedido en la barra. Una vez que abrí los ojos me di cuenta que la mitad de la vajilla estaba rota.

Oh no.

—¡Sammy!

Bree va a matarme.