Chan y Seungmin no pueden pasar ni cinco minutos juntos porque ya se están peleando, pero Seungmin y Chan no pueden pasar esos cinco minutos lejos porque comienzan a extrañarse.
Ellos creen firmemente que se odian, la realidad es que no quieren admi...
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Seungmin espero muchas cosas que aquel sábado, todas menos ver a Bang Chan a las siete de la tarde parado afuera de su casa. En un cangurero turquesa traía a la pequeña Jungmin que balbuceaba al ritmo de una canción, más al ver a Kim había estirado sus pequeños manitos para que su padre la cargase.
— ¿Qué hacen aquí? — Pregunto extrañado el más alto a la vez que intentar cargar a su hija y que Chan no se lo permitiera.
— Trajimos sushi. — Enseñó la bolsa de comida y se pasó aquella vivienda como si fuese suya.
Hana (su suegra) se encontraba en el comedor leyendo algo en su teléfono, por el puente de su nariz se deslizaban sus lentes. Christopher carraspeó para llamar la atención de esta, lográndolo enseguida.
— Chan, cariño, tenía tiempo que no estabas de visita. — Dijo parándose de la silla.
— Lo siento, había tenido muchas tareas. — Comentó a la par que hacía una reverencia.
— Ya veo. Siéntate, deja le llamo a tu suegro para que cenemos.
El chico solo se limitó a asentir y bajar al suelo a Juliet para que esta jugase. Seungmin con cuidado se sentó también en el piso para jugar con su bebé.
Seonjoon salió de la habitación acompañado de su suegra, Chan volvió a hacer una reverencia y le sonrió en grande a su suegro, elevó el sushi para que el Kin mayor lo viese ganándose una sonrisa de este, el sushi era su comida favorita, punto para Chris.
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La comida que se estaba llevando a cabo era amena, Wonpil había llegado unos minutos después a la casa y ahora los cinco adultos se encontraban terminando de degustar aquellos alimentos.
Jungmin se encontraba en su sillita alta comiendo algunas galletas de avena, la bebé era fan de estas aunque a Seugmin tan solo verlas les desagradacen.
Cuando todos terminaron Bang se ofreció a lavar los platos y nadie le negó este acto, Seungmin lo esperaba en el marco de la puerta deleitándose con la ancha espalda del mayor.
Los dos adultos de ves en cuando supervisaban que Juliet estuviera bien, aunque esta no hacía mas que corretear por todos lados, cosa que los alegraba porque así agotaría energías y se dormiría pronto
