VIII. Déjame sentirte

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🌙Don't ask why...🌙

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Auron siempre supo que estaba destinado a vivir en un palacio. Josecristo lo entrenó toda su vida para comprometerlo con un rey o un señor de grandes riquezas que le brindara una vida cómoda y lujosa. Bueno, el sueño de su padre se hizo realidad. Tenía su propio palacio y no sabía como sentirse al respecto, aunque era innegablemente hermoso. Lo hacía sospechar que su marido era un rey. ¿Cómo sino tendría tanta riqueza?

Más allá de la ostentosidad, estaba la magia y las zonas en sí mismas. Por ejemplo, el taller, diez veces más grande que el de Tanizen el herrero, brillaba con poder. La fragua estaba eternamente encendida, como la lava de un pequeño volcán. Adentro hacía calor, pero había tanto por ver que Auron ignoró la molestia y el sudor naciendo en su piel.

—Aquí es donde mi maestro hace sus armas —explicó Axozer.

—¿Personalmente? ¿No con magia?

—Él utiliza su propia magia. Tiene dones que la magia común no es capaz de recrear.

Auron estudió las flechas descartadas en el suelo del taller. A parte de flechas, había arcos y una que otra espada.

—Asumo que se trata de un guerrero.

—Lo es. Él se dedica a cumplir con... un mandato que le impusieron los dioses. 

Eso explicaba la abundancia. A quienes tenían el beneplácito de los dioses, solo les esperaba una vida de rey. Pero Auron ciertamente no estaba entre los favoritos de los dioses en ese momento.

—Axozer, si lo que soy ahora es un rey y no un prisionero, ¿cómo llegué hasta aquí? —preguntó Auron. Tomó una de las flechas rotas entre sus dedos y jugueteó con los gravados—. Mi padre obtuvo una visión de un oráculo. El oráculo le dijo que mi destino acabaría en muerte y tragedia, por designio divino. Y por mucho que tu maestro y tú afirmen que no es así, ¿cómo están tan seguros?

—Mi maestro se enamoró de ti —explicó Axozer—. Cuando supo de la profecía se negó a que tuvieras ese final. Él hizo un trato con una diosa y ella aceptó perdonarte baja ciertas condiciones.

Auron parpadeó sorprendido. ¿La "bestia" lo había salvado? Pero, más importante, ¿desde cuándo sabía de su existencia?

—¿Y cuáles son esas condiciones? ¿Qué fue lo que hice para ofender a una diosa?

—No lo sé. Mi maestro no me comentó nada, y los dioses pueden ser muy volubles. Aunque tal vez sea por la forma en que los mortales te adoraban. Son muy celosos con sus creyentes.

🌙FOCUSPLAY🌙 Amor de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora