Capítulo 5

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El arte del sexo es el arte de controlar el descontrol.

Jungkook gruño cuando su teléfono móvil sonó, mataría a quien fuera quien estuviera llamando tan temprano. Estiro la mano hacia su mesilla de noche, pero su teléfono no estaba ahí. Entonces se dio cuenta que esa no era su mesilla de noche, que donde tenía su cabeza no era su almohada, ni sus sabanas de sedas, ni su cama. Se incorporó inmediatamente.

—Mierda— grito. ¡Hijo de...! Su teléfono no dejaba de sonar, entonces se dio cuenta que el molesto ruido provenía de sus pantalones, los cuales estaban abandonados en el suelo. De una patada aparto las sabanas. Se arrepintió inmediatamente. Hizo una mueca de dolor cuando su culo protesto. <<Doble mierda>> tragándose su molestia fue a contestar.

—Diga— contesto mientras se daba cuenta por primera vez que se encontraba solo en la habitación. No sabría decir con seguridad a qué hora se había marchado Jimin. ¿A qué hora se había quedado dormido él? ¡Jamás se quedaba dormido! Siempre, siempre, siempre era él quien se marchaba primero.

—¿Te has levantado del lado equivocado de la cama o qué?—

—No estoy de humor Jin, ¿Qué quieres?— Sabia que no debía desquitar la furia con su hermano, pero no podía evitarlo. En este momento no buscaba culpables. Necesitaba desquitarse con algo o contra alguien.

—Qué mal genio te cargas hoy— su hermano bufo. —Como sea, te llamo porque necesito un favor— Jungkook sostuvo su móvil con su hombro y su oreja y comenzó a ponerse los pantalones.

—Si es para que acompañe a alguna amiguita de tu esposa a un evento social, olvídalo, llama a Hope— últimamente sus hermanos se habían puesto de acuerdo para organizarle citas a ciegas con sus conocidos o conocidas. Jungkook era bisexual. Así que no tenía problemas con lo que fuera. Y estaba agradecido a que su familia lo apoyara incondicionalmente. Pero en ocasiones prefería mejor que no se entrometieran en sus asuntos. Era el menor de siete hermanos. Y todos al parecer se sentían con la obligación de encontrarle pareja. Todos sus hermanos estaban felizmente casados, a excepción de Hoseok que acababa de divorciarse y él que jamás había tenido ningún compromiso formal. ¡Tenía solo treinta años! Le faltaba mucho por vivir antes de atarse la soga al cuello, si es que alguna vez volvía a animarse a intentarlo. Se estremeció. Tal vez nunca.

—No es eso— aseguro su hermano —Nos invitaron a una fiesta esta noche, pero Joo Hyun no está de ánimos para asistir—

—¿Una fiesta?— esa parte si le intereso. De todos sus hermanos, Jin y su mujer era los únicos que sabían divertirse además de él. Ellos sabían cómo mantener la llama viva a pesar de la su edad y de los años de matrimonio. Tal vez una fiesta swinger era lo que necesitaba para mejor el humor.

—El tema es fresas con crema, obligatorio llevar pareja, tengo los pases, ¿Te los envió a tu casa?— Nunca había dudado en asistir a esas fiestas con su hermano. Claro que procuraba mantenerse al otro extremo del salón. No quería tener pesadillas contemplando la vida sexual de su hermano y su cuñada. No quería tener que necesitar terapia para borrar esas imágenes de su cabeza.

—Ando cerca de tu casa, paso por ellos—

—Genial, Joo Hyun está preparando el desayuno— y con eso terminaron la llamada. Jungkook busco el resto de sus cosas por la habitación. ¿Qué le había pasado? Sentía como si anoche no hubiera sido él mismo. No debería de sorprenderle, desde el momento en que él no había escogido la cancha de juego ya había comenzado mal. A eso debía sumarle que había pasado algún tiempo. Demasiado tiempo. Desde que había permitido que otro hombre estuviera encima. Eso era lo que más lo tenía furioso. Eso y el hecho de que anoche, había sentido que esto era más que follar. ¿Por qué?

—¡Maldita sea!— gritó a nadie en particular, ya que estaba solo. ¡Solo en una maldita habitación de un motel! Termino de vestirse y asegurándose de que no se olvidaba de nada, vio algo en la mesilla que llamo su atención. Se acercó y tomo la nota entre sus dedos. Apretó los labios.

"La habitación está pagada. Jimin"

—Hijo de perra— murmuró, arrugando la nota entre sus manos. Esto no se quedaría así. Ahora el balón estaba del lado de su cancha de juego y era el momento de tirar.

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El deseo nunca se satisface del todo

—Adelante— dijo Jimin, cuando llamaron a la puerta. A pesar de que era sábado, había decidido venir al campus para terminar de preparar su seminario para dentro unas semanas. Lo habían invitado a la Universidad de Yonsei a dar una conferencia sobre Tomás de Aquino. Estaba muy emocionado por esta oportunidad, no era la primera vez que impartía seminarios en distintas Universidades, pero en esta en particular estaría compartiendo espacio con el Dr. Kang. Un reconocido escritor y catedrático británico especialista en Dante. El hombre era su ídolo. Había siempre seguido su carrera y su trabajo. Ahora tendría la oportunidad de conocerlo en persona.

—¿No tienes vida social Park?—

—Buenos días para ti también Eun Kwang— Seo Eun Kwang era el rector encargado del departamento de literatura y letras. —¿En qué puedo ayudarte?— Jimin aparto la mirada de su computadora, se quitó las gafas y miro al profesor.

—Solo quiero comunicarte que la audiencia disciplinaria respecto a la denuncia que levantaste será en tres días, ¿estás seguro de esto?— Jimin suspiro.

—¿Qué quieres que haga? ¿Qué pase esto por alto?— Eun Kwang frunció los labios y se acercó al escritorio.

—Eres un hijo de puta muy duro. Estas arruinando la carrera de otro alumno— Jimin se enojó.

—Él arruino su carrera por sí mismo. No debes lamentarte, no debe de ser un buen estudiante, si necesita cambiar sus notas por sexo— Por más que Jimin dejaba claro que no daba segundas oportunidades y que no cambiaba notas por cualquier cosa. Siempre aparece el osado idiota que se atreve a intentarlo. Al parecer el rumor de que era gay y que le gustaba follar bocas y culos apretados perpetuaría de por vida. Nuevas generaciones llegaban y nuevos tontos de culo que pensaban que terminarían la carrera fácil gracias a una mamada.

—Fue idiota, lo reconozco, pero...—

—Sin peros. Sin excepciones— cada vez que un idiota aparecía aquí a proponerle chuparle la polla o sugerir colocar su culo en el escritorio para él. Jimin denunciaba tal comportamiento al departamento académico. No era la primera denuncia que terminaría en expulsión del programa y ni siquiera con esos antecedentes lo chicos se detenían.

—Como quieras— Eun Kwang suspiro derrotado —Las reglas están ahí por una razón, estás en tu derecho de hacer esto. Solo quería apelar a tu lado humano— Jimin rio.

—Después de tantos años de conocerme ¿Crees que tengo uno?— Eun Kwang rio también.

—Tal vez no, pero no pierdo nada con intentarlo— En ese momento su móvil sonó. Contesto sin mirar la pantalla

—Ho...—

—Te veo en el 9876 de la Av. Lawrence, a las diez, vestimenta obligatoria en blanco o rojo, no llegues tarde— se quedó como tonto con el teléfono en la oreja cuando él corto tan abruptamente la llamada ¡Qué diablos!, confundido todavía sostuvo su móvil en su mano se quedó mirándolo como si de un momento a otro fuera sonar de nuevo. Fue su error por no haber visto quien llamaba. Ni siquiera lo dejo hablar.

—Idiota— murmuro.

—¿Todo bien?— Jimin miro a Eun Kwang. Forzó una sonrisa.

—Si— dijo. Pero nada estaba bien. Esa mañana Jimin había decidido no volver a llamar a Kook. Este juego tonto tenía que terminar. Pero al parecer Kook deseaba la revancha. Parpadeo. ¿No podía estar considerando...? Negó con la cabeza —¿Quieres almorzar? — pregunto a Eun Kwang. No quería pensar en esto ahora.

Game Over - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora