Epílogo

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El amor imposible todas las cosas vence.

Años después....

Jimin suspiro cansadamente, por fin había terminado de subir las calificaciones a la plataforma, era libre por un par de semanas, estaba ansioso por comenzar sus vacaciones. Sonrió. Jamás recordaba haber descansado de sus labores de la universidad por más de unos pocos días, pero eso había cambiado hace algunos años.

<<Muchas cosas habían cambiado con los años>>

Apagando su computadora decidió ir ayudar a preparar la cena. Había estado tan ocupado estos días con los exámenes finales que inconscientemente había delegado todas las responsabilidades de la casa a Jungkook. No era justo. Pero agradecía a su esposo por la ayuda... esposo. Como le gustaba esa palabra.

El matrimonio era todo lo que pensó que sería, no siempre ha sido sencillo, pero el secreto estaba en que ambos debían concentrarse en el amor que sentían el uno por el otro y jamás olvidar que eran un equipo. Que estaban juntos en este juego y ninguno de los dos iba a renunciar.

Al llegar a la sala de estar no le sorprendió ver a Hana tumbada de panza con la mirada fija en la pantalla, a su costado estaba una pila de libros. Jimin sonrió con orgullo, aunque a Jungkook le molestara a él le encantaba que su hija hubiera heredado su gusto por la lectura. Tenía tan solo siete años, pero su hija ya se había leído más de una docena de novelas románticas de época. Era muy inteligente, había aprendido a leer a temprana edad y estaba muy avanzada para su edad. Aunque ahora estaba pasando por una etapa... romántica, en estos momentos su novela preferida era Romeo y Julieta, no quería ni imaginar que sucedería cuando fuera una adolescente.

A consideración de Jimin era mejor que a esta edad supiera que era el romanticismo y no cuando una horda de chicos con las hormonas revolucionadas estuviese rondándola. Hana era una chica romántica. Y Jimin no sabía a quién lo había heredado, En el último par de semanas Hana no quería ver otra cosa que el video de boda de sus padres. Jimin miro la pantalla, era como volver en el tiempo.

Ocho años.

Habían pasado maravillosos años.

—¡Todo es tan bonitooooooo!— grito su hija emocionada mientras abrazaba con fuerza una almohada, y movía emaciada sus piernas enfundadas en esas botas rojas. Jimin sonrió. Jungkook lucia esplendido con su frac azul marino. Lo único que delataba su nerviosismo era su mirada. Jimin recordó como Jungkook había sufrido todo el tiempo antes de la boda. Desde los preparativos hasta el momento de la ceremonia. Era por todos conocidos como era de fóbico respecto a eso. Seokjin y sus hermanos apostaron a que era capaz de huir antes de subir al altar. Pero no lo hizo.

Ambos enfrentaron eso juntos. Era un mero trámite. Ambos estaban seguros de lo que sentían el uno por el otro, habían durado saliendo un par de años antes de dar por fin el paso. Y Jimin era consciente de que Jungkook lo hizo por hacerlo feliz a él. Jimin ya le había propuesto matrimonio un par de veces antes de darse por vencido. Y la verdad no era que necesitara un documento, pero él era muy tradicional. Como fuese, Jimin se había rendido y había decidido desistir, aceptaría lo que fuera que Jungkook estuviera dispuesto a darle. Sonrió con nostalgia. Cuando recordó como Jungkook le había propuesto matrimonio.

Flashback.

Llamaron a la puerta de su oficina y Jimin no respondió, tenía muchísimo trabajo y no estaba dispuesto a recibir a ningún estudiante más con sus tontas excusas del porque no había rendido en todo el semestre. Volvieron a insistir esta vez más fuerte, frustrado se levantó para abrir. Espantaría a quien fuera que estuviera del otro lado.

Game Over - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora