Capítulo 12

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El olvido es una forma de libertad.

Jungkook necesitaba sexo, no, necesitaba correrse, duro, rápido... quería una follada que le hiciera olvidar quien era, donde estaba y que sobre todo borrara la absurda idea de su cabeza de que se había enamorado. Buscar amantes al azar en The Last no le había funcionado, por lo que sus otras opciones eran limitadas. Pero estaba tan caliente que haría una excepción por hoy, la frustración sexual lo volvía irritable y malicioso, que era algo que no podía darse lujo, por eso Jungkook estaba allí.

El club estaba oscuro y brumoso, con el característico olor a sudor y sexo. Había luces en el escenario, que fue lo primero que le llamó la atención al entrar. Este era un club BDSM, no le gustaba mucho el masoquismo, pero si quería sexo duro y rápido, había venido al lugar indicado. Había tenido que luchar contra el gorila de la entrada, al parecer hoy era evento privado, pero con su larga lista de antecedentes y contribuciones a este bar lo habían dejado entrar. Las luces en el escenario indicaban que el show principal estaba a punto de comenzar. Esperaba marcharse entes de eso. Ese tipo de escenas en ocasiones eran demasiado... intensas. En lo personal Jungkook no estaba muy a favor del dolor y la humillación.

Las luces y farolas iluminaban escasamente el resto del local, pero era fácil darse cuenta que estaba llena de gente, cada uno ocupado en su negocio, parejas, tríos, no importaba. Era una gran orgía. El hedor a sudor, sexo y alcohol empapaba el ambiente, se filtraba en todo. Varias filas de sillones se alineaban en las paredes, pero Jungkook no se molestó en mirar a sus ocupantes.

Mientras se abría camino en el club, numerosas manos lo tanteaban y acariciaban, intentando acercarlo más. Haciendo una mueca, Jungkook se sacudió las manos de encima. Al principio pensó hacer su camino a la barra y buscar algo de beber, pero ya había tenido suficiente alcohol por un día, ya estaba bastante achispado. Jungkook conocía sus límites.

-Hola guapo- dijo una ronca voz masculina, agarrándolo del brazo, Jungkook se detuvo y miró al hombre en las sombras. A pesar de que no lo veía del todo bien, el hombre parecía ser bastante atractivo y no aparentaba ser un desgraciado como los degenerados Amos que trataban a sus parejas como mascotas. No era más alto que Jungkook. Jungkook saco un condón de su bolsillo y se lo entrego. Nunca confiaba en que otros supieran tomar precauciones. Jungkook jamás jugaba con su salud

-¿Estamos urgidos hoy?- Las manos del desconocido se movieron por el cuerpo de Jungkook, tanteándolo

-Cállate o cambiare de idea-

-Tranquilo amor, te tratare muy bien- murmuró, deslizando sus manos bajo los pantalones de Jungkook y comenzaba a amansar sus mejillas -¿Qué tal una mamada?-

-Fóllame- Ordeno Jungkook -Ya me he preparado a mí mismo- Esta noche no estaba para los preliminares. Quería ir directo al juego principal. El ultimo tiro. Era algo así de ganar, ganar.

-Hoy es mi día de suerte- dijo el tipo con una sonrisa, volteándolo contra la pared y empezando a trabajar en su cinturón. Jungkook apretó la frente contra la pared fría y cerró los ojos. Respiró hondo y trató de relajarse, pero la persistente excitación que había estado picando bajo su piel durante los últimos días, no estaba. En cambio, se sentía incómodo... como si estuviera haciendo algo malo.

Cerró los ojos. Inmediatamente acudió a él la imagen de Jimin con su mirada seria, sus ojos color avellana atravesó de sus gafas de montura y sus facciones duras... su cuerpo musculoso, su sonrisa... Negó con la cabeza. Su pene se desinflo en ese instante. Jungkook trato de forzar el recuerdo fuera de su mente. Jimin tenía novio ahora, lo había rechazado por más que tiro su corazón ante el tipo. Sintió las manos del desconocido intentando bajar sus pantalones. De repente se detuvo.

-¿Qué mierda?- gruño el hombre detrás de él.

-Apártate de él- Los ojos de Jungkook se abrieron de golpe, su pulso se desato por las nubes. Su corazón comenzó a correr de prisa y sintió que el aire le faltaba.

Jimin.

-Busca otro culo amigo, este está ocupado-

-Sera mejor que te apartes sino quieres problemas- Jimin molesto era... sexy. Aterrador pero sexy. Y más sexy aun que esa rabia por ahora no fuera dirigida a él. No muy conforme el tipo se alejó. Lentamente, Jungkook se volteó. Apenas podía distinguir las facciones de Jimin en la penumbra, y la neblina alcohólica que invadía su sistema

-¡Maldita sea Jungkook! ¿Qué estupideces estas cometiendo ahora?- Jin llego a ellos.

-¿Qué hacen aquí?- pregunto estúpidamente. Ya le había advertido el gorila en la entrada que llamaría a su hermano, fue una amenaza que él no tomó enserio.

-La pregunta es qué haces tú aquí, ¿Estás loco?- Jungkook no estaba para discursos ahora.

-Déjalo Jin, no te metas en mi vida íntima, que sepan que me han arruinado el juego, ahora tendré que buscar...- No pudo protestar más, al instante estaba siendo arrastrado fuera del local, a pesar de sus protestas y amenazas Jimin no lo libero -¡Suéltame Idiota!- detrás de ellos venia Jin muy cerca pero no hacía nada por ayudarlo. -¡No sean entrometidos! Es mi vida-

-Estás haciendo las cosas mal Jungkook- fue todo lo que dijo su hermano. Jungkook enfureció. Jin no era nadie para juzgarlo. Al salir del club, Jungkook lucho con fuerzas para liberarse. Pero su sentido del equilibrio estaba muy ebrio como para cooperar. Estuvo a punto de caer sobre la acera si no fuera porque unos brazos fuertes lo sostuvieron. Jungkook no quería que Jimin lo tocara.

No quería a Jimin cerca... No quiera.... No quería... sintió que su estómago se contraía. Su visión fallo y su garganta comenzó a quemar. Sin poderlo controlar se vio vomitando su comida de la tarde junto con casi toda la botella de vodka que había tomado esa noche. ¿Podría ser esto más humillante? Jimin lo sostuvo en lo que él se doblaba para vaciar su estómago.

Cuando sintió que ya no podía más, su estómago estuvo vacío.

-Respira por la nariz- Dijo Jimin entregándole un pañuelo. Claro. Era de esos pañuelos de tela bordados.

Se avergonzaba el decir que tenía el otro que había dejado en el escritorio junto con el anillo para el pene. Estaba a punto de mandarlo a la mierda, pero el que se sentía como la peor de las mierdas era él. Estaba adolorido, mareado y tan cansado. Así que opto por no decir nada.

Escucho que su hermano y Jimin hablaban, pero él no se enteró de nada. Lo último que supo es que fue empujado en el asiento de un coche antes de cerrar los ojos y entregarse a la inconciencia.

Game Over - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora