Tercera parte.

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A la mañana siguiente, Taehyung despertó con un suave aroma a chocolate y hotcakes.

Miró confundido hacia el techo con vigas de madera a la vista y contó tres Misissipis, recordando todos los acontecimientos de los últimos días.

Un suspiro se le escapó de sus labios, se dejó envolver más por el calor de la cama y cerró sus ojos unos momentos más hasta que el olor delicioso le hizo gruñir el estómago y levantarse con un quejido.

Se decidió por un vestido largo de manga tres cuartos y un escote cuadrado que favorecía sus pechos. Se puso unas medias de invierno y las bonitas botas que fueron las causantes de todo este quilombo.

—Sería mejor tirarlas, pero me costaron 3, 500 libras. Ni muerto las dejaré ir —dijo en voz baja, viéndose en el espejo de cuerpo completo que había detrás de una de las puertas del clóset.

Ayer no había hecho gran cosa después de haber colgado con Jimin y Rose. Habló con ellos cerca de tres horas, no solamente volviendo a planear y ver todas sus posibles salidas si es que algo llegaba a pasar, sino que también le comentaron la situación en sus reinos.

Su desaparición todavía no era pública, solamente habían sacado el comunicado que había contraído una leve neumonía que le mantendría en casa, junto a su padre y que la reina Sunmi sería la encargada de la mayoría de los eventos sociales por inicio de fiestas navideñas, junto a los festivales de fin de año.

Taehyung se sentía algo triste y decepcionado consigo mismo de haber dejado a su mamá solo en esta temporada tan complicada y caótica, pero no había pensado que su papá se mantendría fuera de deberes en su ausencia. Ni siquiera había pensado en desaparecer tanto tiempo pero eso era otra conversación para otro momento.

Sus primos terminaron diciéndole que su madre se había quedado con la reina Sunmi por unas semanas más y Taehyung agradeció a su tía por jamás dejar a su madre en ningún momento. Se despidió de ellos y decidió darse un baño, quedándose dormido cuando se terminó de secar el cabello con la secadora que encontró en el baño, ni siquiera bajó a comer o algo.

El viaje había sido largo. Cuando despertó en la madrugada, solo fue al baño, se lavó los dientes y volvió a dormir. No había sentido hambre hasta ahora, así que iba bajando las escaleras de la posada mientras se ponía un cárdigan de un suave café, era de punto y extremadamente cómodo. El olor lo llevó por un pasillo al final de las escaleras que daban a una cocina grande, con otro comedor pequeño y pudo ver a Seulgi en la estufa, riendo mientras una Beta mayor estaba sentada en una de las sillas de madera del comedor frente a unos vitrales de un suave color verde botella.

La cocina era de diseño abierto, con una isla en medio, un desayunador enfrente del comedor y donde estaba una estufa. Había otra estufa en el estante largo donde se encontraba el fregadero, un horno y un espacio considerable para poner trastes o comida hasta pegar con un mueble que parecía ser una alacena larga. Otra estaba colgada encima del estante alargado y Taehyung podía ver vasos, platos, tazas y copas muy bien ordenados y cuidados.

La mesa de la encimera e isla era de un granito blanco y lo demás de madera de un verde botella, similar a las vitrinas del comedor. Los pisos eran de azulejos en forma de rombos azules, las paredes enfrente de la isla eran de madera caoba y luego había una mesita donde unas rosas frescas en un jarrón descansaban junto a tres fotos y una vela.

—Oh, buenos días, querida —la saludó la Beta mayor, aún sonriendo con amabilidad. Taehyung le respondió con un asentimiento de cabeza y sonrisa igual de amable.

Seulgi se volteó hacia la puerta y saludó a Taehyung.

—Buenos días, Tae Yang, ayer ya no te vimos en la comida o cena, nos asustamos un poco de hecho —le comentó sin recriminar, sino con verdadera preocupación.

Royals I. Between Prince(s)s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora