Quinta parte.

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Jungkook miró entre el mar de gente que estaba yendo de lado a lado en el aeropuerto JFK. Buscaba un Alfa alto, delgado y demasiado guapo para ser una persona humilde. Jin normalmente solía brillar entre la gente con su forma de ser, no solo por ser extremadamente guapo sino porque era alegre, excéntrico y no le importaba que lo señalaran, al contrario, le gustaba atraer la atención.

Aunque claro, cuando de su trabajo era muy diferente, porque podía volverse la persona más sigilosa e invisible del mundo, aunque aún brillaba cuando entraba a un lugar.

Justo como ahora.

Sonrió cuando vio a su amigo salir de la zona de llegadas, con la gente mirándolo de reojo y cuchicheando a su alrededor, otras riéndose e inclusive acercándose a él para pedirle una foto. Jungkook rodó los ojos cuando Jin se tomó dos fotos con un grupo de chicas y algo les dijo que las hizo sonrojarse y reír como adolescentes.

—Ay, por la Diosa —suspiró cuando Jin siguió su camino y le guiñó el ojo a dos personas, un hombre y una mujer, que estaban a unos pasos de él y ambos se echaron a reír nerviosamente.

— ¡Jungkookie! —gritó cuando vio al Alfa menor sosteniendo un letrero pequeño que decía Kim Seokjin.

Ambos Alfas se abrazaron con fuerza, riendo y marcándose con sus olores, en un claro gesto de reencuentro entre personas de una manada.

—Por la Diosa, Jin, ¿a cuántas personas más piensas enamorar hasta que salgamos del aeropuerto? —se burló el menor cuando se alejaron y le ayudó con sus maletas, empezando a caminar a la salida.

—Meh —hizo un ademán divertido de manos—. Un corazón enamorado más, un corazón enamorado menos. Tendrán una buena anécdota para navidad.

Jungkook se rió con ganas, desordenando el cabello del mayor sin importarle como él le alejó la mano, pero todo en un tono juguetón, familiar. Siguieron su camino hasta el estacionamiento del aeropuerto, el mayor temblando cuando el frío lo golpeó en el rostro.

—Wow, hace muchísimo frío —exclamó, acomodando su bufanda para tapar su rostro un poco mejor.

—Ayer cayó nieve y al parecer tendremos una tormenta de nieve en estos días. Será mejor que te prepares para una fría y blanca navidad.

—Oh, sí, es la única navidad que acepto.

Llegaron a la pickup de Jungkook y ambos acomodaron las maletas, asegurándolas para que no se fueran deslizando en el suelo. Luego se subieron a la cabina y Jungkook prendió la calefacción.

Salir del aeropuerto fue menos complicado que encontrar lugar para estacionarse, aunque salir de la ciudad fue más complicado.

—Olvidaba que ene stas fechas, Nueva York está hecho un caos —mencionó Seokjin mientras miraba el tráfico en la carretera vecina.

—Ni lo digas —Jungkook se rió—. Ayer que llegué con la señora Alistair tardamos cinco horas en pasar a Manhattan, donde la deje con su nuera, y mejor dejé el coche en un estacionamiento público y tomé el metro para llegar a casa de Jae. Me tardé más buscando un asiento en el vagón en lo que llegué a mi parada.

—Oh, navidad en Nueva York, un sueño hecho realidad.

—Prefiero quedarme en Make Land —dijo con determinación Jungkook. Jin sonrió de lado y miró a su menor.

—Sí, claro que sí lo prefieres —musitó con un ligero tono de burla, aunque Jungkook lo escuchó, prefirió cambiar de tema.

—En fin, ¿cómo te fue? ¿Qué tal tu trabajo en Chile?

Royals I. Between Prince(s)s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora