Capítulo 2

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Mil gracias a todos por el buen recibimiento de este prompt. Gracias por el apoyo, por sus likes y comentarios.

Como lo comenté, no será algo muy largo por lo que espero disfruten del mismo lo que dure.

P.D Contra mis pronósticos, que suelen ser muy errados en materia de escritura, ya no fueron sólo dos capítulos. Ya veremos hasta donde nos lleva esto jeje.

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Calidez, eso era lo que Regina sentía al tener los labios de David sobre su frente, con las grandes manos sosteniendo su rostro con delicadeza y firmeza a la vez. Era una sensación extraña, cálida y para nada esperada. La habitación estaba tenuemente iluminada por la lámpara del buró enseguida de la cama. La reina tenía los ojos abiertos al máximo por la impresión y sus manos estaban sobre el amplio pecho.

De pronto, las manos sobre su rostro la obligaron a levantarlo y sus ojos se encontraron con los azules profundo del sheriff, brillantes, intensos y ligeramente hipnotizantes.

Cualquiera que los viera ahí, juntos, con él sosteniéndole el rostro y mirándola con preocupación, en la habitación principal de la Mansión, con luz media a mitad de la noche, pensaría que eran una pareja adorable, pero lo cierto es que no era así.

Con ese pensamiento Regina reaccionó al fin.

—¡Suéltame! —le empujó del pecho con ambas manos lo más lejos que le fue posible, que en realidad no fue más que un simple tambaleo lo que ocasionó. La diferencia de estatura y talla entre ambos era muy notoria, sobre todo porque Regina iba descalza.

—No tienes fiebres —comentó David frunciendo ligeramente el ceño mientras retrocedía un poco y la observaba con detenimiento, apreciando las sonrojadas mejillas, la respiración agitada, la apetitosa boca medio abierta y el negro cabello algo alborotado. Dio un suspiro involuntario ante esa imagen tan viva, bella y natural de Regina.

—Largo de aquí —la reina alargó una mano apuntando con su dedo índice hacia la puerta de su habitación mientras que con la otra apretaba juntos los dos extremos del albornoz para que no fuera a abrirse por error.

—No fue mi intención ent...

—¡Qué salgas! —exigió exasperada avanzando amenazante hacia él provocando que David decidiera obedecer de inmediato.

—Está bien. Ya voy, ya voy —comentó retrocediendo. Alzó ambas manos como pidiendo paz silenciosamente.

Quería explicar el por qué había entrado de esa forma y preguntarle qué sucedía. Porque había dicho su nombre. Estaba seguro, no fue imaginación suya. Lo escuchó clarito. Pero antes de poder decir palabra alguna, la puerta se estrelló en su rostro en un claro mensaje de que Regina no hablaría. Al menos en ese momento.

Frunció el ceño y la boca mientras sobaba un poco su nariz, mirando la puerta como si fuera el peor de sus enemigos.

—Mañana será —masculló entre dientes muy decidido. Se dio la vuelta y se dirigió a su habitación.

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Y así un nuevo día comenzó. El segundo de los catorce del mentado aislamiento que Emma dijo debían cumplir.

David se levantó con la misma actitud que se fue a dormir, muy decidido a hablar de frente con Regina lo que sucedió en la noche. Desde luego que lo único que hizo hasta quedarse dormido fue pensar en qué había ocurrido para que la alcaldesa de Storybrooke pronunciara su nombre a esa hora y de esa forma. Revisó su temperatura y no sintió nada fuera de lo normal, tampoco la vio enferma ni parecía que estuviera hablando con alguien. Lo que sí podía asegurar era que se veía agitada.

AislamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora