𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹 𝗮𝗹𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼

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— hey... – sonrío, débilmente.

El castaño parpadeó, antes de lanzarcele encima, para poder abrazarla.

— ¡Celeste!

Ella sonrío, entrelazando sus brazos alrededor de la espalda del contrario, feliz de verlo de nuevo.

Básicamente, esa se había convertido en su rutina. Cada dos o tres semanas, producto de la lenta y fuerte recuperación que ella había decidido tener, tenía constantes desmayos, que la obligaban a ir al médico.

Se había convertido en el pan de cada día, que Villamil llegará a la casa que compartían juntos y la encontrase en el suelo, transpirando.

Pero ahora, eran más fuertes, estaban juntos.

El castaño beso su frente, mientras observaba el dedo anular de su prometida.

Oh, su prometida.

Claro que haberle pedido matrimonio dentro de una camilla, no fue de lo más romántico, pero cuando tu novia está con una enfermedad cuya cura es un tratamiento que podría arrebatartela en cualquier momento, dejan de importarte los detalles y te centras en el vivir.

¿No es irónico? Mientras vivimos, creemos que quizá, si nos muriesemos todo estaría mejor, pero cuando nos enfrentamos a las garras de la muerte, en lo único que pensamos es en lo que quisiéramos hacer con un suspiro más.

— Uhm, ¿Señores villamil?

Ellos asintieron, riendo.
Era ridículo explicar que aún no estaban casados, ya lo habían hecho y todos seguían llamándolos así.

— diganos Doc, ¿Cuándo tenemos que volver a verlo? – bromeó Villa.

El doctor sonrio de lado, leyendo el expediente.

— Creo que yo ya no seré el médico al que deban ver – suspiro — Celeste, debo decirle algo, que los informes de los análisis arrojaron, no sé si quiera que los diga delante de su cónyuge.

Celeste miro a Juan Pablo, que había tensado un poco la mandíbula. Oh, ambos tenían un presentimiento agridulce.

¿Ella tendría otro tumor? ¿Se iba a morir? ¿Ya le habían exterminado ese dolor?

— Lo que me tenga que decir, dígalo enfrente de mí cónyuge – menciono ella, con firmesa.

"Mí cónyuge" repitió mentalmente él, sabiendo que luego la molestaría con eso, le encantaba recordarle los motes cariñosos que le colocaba, pues ella los negaba todos.

— ¿Estás segura? – ella asintió, tomando la mano del mayor, con fuerza — bien, Celeste, el desmayó de hoy, no fue propio del cáncer que estás dejando... Celeste, felicidades, deberás visitar a un ginecólogo y buscar a un pediatra, porque van a ser padres.

El doctor los observó, definitivamente, no se esperaban esa noticia.

— ¿Q-qué qué? – podían jurar que quién se desmayaria en ese momento, sería Villa.

Estaba pálido, aún sosteniendo con fuerza, la mano de Celeste, algo confundido.

¿Cuando habían si quie...? Oh...

— ¿Villa?

— ¿Quieres.... Al bebé?

— ¿Qué?

El ojiverde, negó con la cabeza y tomo ambas manos de la castaña, observándola fijamente.

— tus manos sudan.

— ¡Celeste!

— Perdón.

Ahí estaban, tratando de hablar un tema serio, pero riéndose, porque a Villamil le sudaban las manos. Que buen dúo.

Puedo apostar a que ni sintieron cuando el médico se fue, estaban completamente emocionados.

Tres años después.

La pequeña, dio tres pasos más, llegando a los brazos de su padre.

Él sonrío, tomándola en brazos, llevándola hacia su habitación.

Pasaron por el pasillo de la sala, que estaba lleno de fotografías que retrataban cada instante, uno más feliz que otro.

— ¡Mamá! – río la pequeña.

Celeste sonrío, tomando en brazos a su motivación más grande.

Las quimioterapias, los medicamentos y los sedantes, la habían acabado de apocos, pero ella estaba bien, estaba estable y con su familia.

Amando con su corazón al dramático con el que le tocó vivir, cuidando a aquel fruto del amor de ambos, que había llenado su vida de dicha.

Y es que así se llamaba aquel pequeño ser, Vida.

Ella sollozo un poco, observando a su familia. La familia que jamás había tenido, la que siempre quiso.

No sabía dónde estaban sus padres, pero ya los había perdonado.

No sabía dónde estaban los idiotas que le hicieron daño, pero estaba feliz, ellos ya no le importaban.

Ella se separó de Celestina y aunque una parte murió con la mencionada, otra más fuerte nació.

Celeste estuvo completa... Y fue feliz, el tiempo que le tocó serlo.

« ay que suerte la mía que hoy te volví a encontrar, es este lugar ... »

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𝐂𝐄𝐋𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀 | [ 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔 ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora