𝐂𝐄𝐋𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀 | [ 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔 ] ©

𝗱𝗶𝗲𝘇

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Ella va por costumbre al mismo bar
Siempre discreta, pero tan coqueta y con su mirada sin maquillar

—Tú no eres una cara bonita, eres la ventana del alma, mostrándome cómo debería amarte.

Y yo, que a duras penas le puedo hablar
No tengo las palabras de un poeta, pero moría por verla bailar
Conmigo
Que bailara una de Juan Luis por siempre conmigo

—¿Nunca hemos bailado? ¡Oh, no puede ser! –dijo, antes de prender la radio y colocar sus manos en mí cintura, mientras "Yo no sé mañana", sonaba en la radio— yo no sé si soy para ti, si serás para mí... Oh, ¿A quién engaño? ¡Somos los correctos!

Y emborracharnos por la ciudad con Dios de testigo
Ya quiero decirle
Que bailemos
Que lo peor que puede pasar es que nos gustemos
Que a lo mejor de alguna otra vida nos conocemos

— Y si no termino de amarte, se que te cobraré los besos restantes, en una siguiente vida.

Ay, qué suerte la mía que hoy te volví a encontrar
En este lugar
Porque cuando las cosas buenas tienen que pasar
Simplemente pasan

—Fijarme en ti, es algo que simplemente paso.

Es otro jueves y al mismo bar
Marcan las once con dos cervezas y ya empezaban a conversar

—Siendo honesta, casi te mando a volar ese día.

Quizá el destino se acuerde de mí
Y en unos años pueda contarles que yo ese día lo convencí
De bailar conmigo
Que bailara una de Juan Luis por siempre conmigo
Y emborracharnos por la ciudad con Dios de testigo

—Claro que pensé que eras un blando –río— no puedo creer que de verdad te encontré.

Ya quiero decirle
Que bailemos
Que lo peor que puede pasar es que nos gustemos
Que a lo mejor de alguna otra vida nos conocemos
Ay, qué suerte la mía que hoy te volví a encontrar
En este lugar
Que bailemos (que bailemos)
Que lo peor que puede pasar es que no acabemos

—oh por favor ¡Bailas de maravilla! Quiero que esto jamás termine y es por eso que lo grabaré en mí memoria, en cada uno de mis anhelos y añoranzas.

Que a lo mejor de alguna otra vida nos conocemos
Ay, qué suerte la mía que hoy te volví a encontrar
En este lugar
Porque cuando las cosas buenas tienen que pasar
Simplemente, pasan

—No fue el destino, no fue la suerte. Tus ojos me mostraron mucho más de lo que tú querias y dejo de importarme, si eras Celeste o Celestina... Porque tú... Simplemente pasaste, chocando con mí corazón y quedándote ahí.

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