𝐂𝐄𝐋𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀 | [ 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔 ] ©

𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼

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Celeste \\ Celestina 🌀

Abrí los ojos lentamente, el tiempo se detuvo mientras yo moría. Sangre saliendo de un pequeño agujero a mi costado dejaba entrever el dolor y sufrimiento que no estaba pasando sola, pues había un cuerpo aferrado al mío que se negaba a irse.

Juan Pablo Villamil

Aquel chico de los ojos verdes, inocente, amable y tierno. No podía dejar de preguntarme ¿Qué hace él en mi vida? Debería estar con sus amigos y con una chica que sea igual de increíble que él, no como yo, manchada con el fango del mundo, presa de mi propia condena, sin poder escapar de todo mi pasado.

De la nada, ha venido a mí, el recuerdo de los últimos instantes.

Él ha peleado con uno de mis clientes solo para protegerme, a mí y a la dignidad que no tengo. Recuerdo que el tipo estuvo a punto de golpearlo, hasta que la amiga que venía con él trajo a la policía. Aprovechamos esa distracción y escapamos, él me condujo hasta la furgo, pero simplemente no podía hacerle más daño y me detuve, tomándolo de la mano.

—¿Qué pasa Celeste? - dijo él mirándola a los ojos

En un arranque de locura y miedo, empeze a gritar.

—¡Soy Celestina! ¡Soy Celestina! - dije en un gritó sollozante, mientras chocaba el tacón de sus talones con el pavimento

Los tacones te suenan antes de caminar, si Celestina te vuelve a llamar...

—¿Por qué gritas?

si has caído tan hondo que no puedo escuchar

—¡Es que tú no entiendes! -dije llorando.

—¿Por qué lloras? -Cuando el agua que sale es agua de mar

—Yo... yo... Quiero contarte un... ¿Secreto?
-dudé

—¿Qué? ¿Qué pasa? -dijo él aún viéndome a los ojos, cosa que me mataba por dentro.

—Yo quiero contarte un secreto, que es bueno que sepas. -dije, tratando de secar mis lágrimas... En vano, porque están seguían cayendo.

—D-dime - dijo él, algo confundido

—Villa yo...

Y fue justo, cuando por un tiro, que impactó justo en mi costado, es que he empezado a morir.

—¡CELESTE! -gritó Villamil

—Te dije que los había visto irse por aquí- escuché.

—¡Vámonos Villamil! -gritó alguien dentro de la furgo.

—N-no ¡No! ¡Celeste!

—V-vete -balbuceo en un intento de que deje de abrazarme y se ponga a salvo.