𝗲𝗽𝗶𝗹𝗼𝗴𝗼

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Él la miró y se enamoró.

Se perdió en sus ojos, en su cabello, en su piel con pecas, en su voz... Simplemente se perdió en ella.

Se dejó guiar por sus sentimientos, por aquello que sentía ahí, en el pecho, dejo de escuchar a su mente y decidió unirse con el corazón a ella.

Quizá no fue su mejor decisión, acabo flechado, con un sentimiento de vacío y de ganas de volar, directo al encuentro de ella.

Celeste viviría en su alma, siendo inspiración para muchas de las canciones que él escribiría.

Lastimosamente, Celestina también sería parte de ellas, porque aunque él se negara, sabía que dentro de todo, el matar a una, sería condenar a muerte a las dos.

Entonces decidió aceptarlo.

Decidió que Celeste y Celestina eran una y aunque se había enano sólo de una, la otra estaba incluída en todo.

Aquella mañana de Febrero, él lloraba sobre la tumba que contenía el cuerpo de la persona que amaba con toda el alma.

—Hermosa –murmuro ligeramente, tratando de frenar sus lágrimas— hoy se cumplió el mes... Hoy... Se nos acaba el tiempo.

Suspiro pesadamente, él no quería despedirse. Quería quedarse ahí, junto a ella.

—¿Sabes? Hoy me dijeron si quería que te enterrasen con todo y anillo, obviamente dije que sí, así cuando nos volvamos a ver sabremos que estamos destinados... Celeste... Te... Amo, te sigo amando y te seguiré amando siempre, te hubiera amado aún sabiendo que no dejarías a Celestina, aún sabiendo que no te quedarías conmigo o incluso a sabiendas de que no te importaba en lo más mínimo mis sentimientos. Siempre te hubiera vuelto a escoger, siempre regresaría a ti... A mí hermosa Celeste, que logro salir del horrible lugar donde Celestina la había obligado a estar.

Respiro, antes de secar sus lágrimas.
Dejo las rosas al pie de la tumba y se dispuso a caminar

Volteó una vez más, analizando la última vez que la vería.

—Oh, hola.
—Hola.

Una curiosa castaña lo había chocado, distraída en su mundo.

—¿Vienes de enterrar a alguien?
—... Sí
—Lo siento...

Él sonrío, tratando de calmarse.

—Soy Villamil y... No te preocupes, gracias.

—Muchas gracias –sonrio— yo, soy Gabriela.

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𝐂𝐄𝐋𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀 | [ 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔 ] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora