❖15. ➽ 𝐌𝐚𝐧𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐞𝐫𝐚.

509 70 1
                                    


Pedido de: 1a2a3a4azz

Decirle a tu esposo que estas embarazada no fue una tarea difícil, sobretodo si él no estaba familiarizado con el tema. Te permitiste preocuparte solo un poco cuando la idea de que lo mejor sería dejarte ir, no se imaginaba como un buen padre. Ni siquiera se creía capaz de ser un buen esposo para ti.

Sus mejores amigos en común, Lucius y Narcissa, lo hicieron entrar en razón a la fuerza. Volvió como perro arrepentido ante ti, obviamente, avergonzado de su precipitada desición. No estabas enfadada con él, solo un poco molesta.

Durante todo tu periodo de embarazo, no creía lo que pasaba, no cabía en su mente la idea de que en unas pocas semanas tendría una familia. Aunque, claro, él te ayudó y te consintió en todo lo que pedías. Pensó que eso se tenía que hacer, darte todo lo que pedías. Cissy estuvo, gracias a Merlín, detrás de Severus todo el tiempo, y le hizo saber que también debía darte proteínas y vitaminas, no solo golosinas y comida chatarra.

Te negaste rotundamente cuando te pidió que dejaras tu puesto como profesora de Herbología para que estuvieras a salvo. Sin embargo, aunque no logró que cedieras, sí lo hizo con Dumbledore. Él también estaba emocionado por su bebé así que concordó con Severus y te dio un tiempo indeterminado fuera de Hogwarts.

Cissy pasaba en tu casa, tratando de que no murieras de aburrimiento, pero confesabas que eras una floja y te agradaba pasar en cama descansando.

A unas pocas semana de parto, Severus se preparaba física y mentalmente para el día esperado, todo eso le fallaría ese día.
Era de madrugada, Severus se encontraba dormitando abrazando tu gran barriga, sintiendo ligeras y casi imperceptibles movimientos del bebé. Fue cuando abriste los ojos abruptamente y sujetaste tu vientre.

— Severus...— murmuraste, sin querer alarmarlo a él y a ti. Moviste su pecho y él se levantó.— Necesito...L-Llama a Cissy, ya.

Él no era tonto, sabía lo que sucedía y se levantó corriendo. Mandando a su Patronus por ella. Mientras tanto, te ayudaba a parar y sobaba tu vientre.

La puerta se abrió violentamente, no había pasado ni cinco minutos y ya estaban aquí. Cissy corrió hacia a ti mientras el corazón de todos se aceleraba.

— No sé si una aparición pueda alterar algo. Lucius mandó a internarme un mes antes.

No había tiempo de pensar, la fuente ya se había roto y las contracciones te perforaba, en sentido figurado.
El mareo que sentiste luego no ayudó en nada, en cualquier momento caerías y vomitarías.

La mente de Severus se puso en blanco, olvidó toda su preparación y empezó a hiperventilar junto a ti. Ya en la sala, tus gritos de dolor lo alarmaban y destrozaba su corazón. Trató de calmarte, sostenía tu mano, besaba tu cabeza o simplemente te acariciaba, pero nada daba resultado.
Cuando soltabas un gritó él se sobresaltaba, quería ayudarte en cualquier cosa, pero no sabía en qué.

Además de ti, él se empezaba poner mal también. Tanto que Lucius tuvo que sacarlo a la fuerza para que no te hiciera dar más ansiedad.

Fuera de la sala aún podía escuchar tus quejidos de dolor. Lucius fue compresivo y posó su mano en su hombro.

— A veces es mejor dejar todo en manos de profesionales. Cissy ya tiene experiencia, sabrá cómo calmarla.

Ayudaron un poco, pero la ansiedad seguía en Severus. Era un parto, ni la magia podía aliviar tú dolor. No supo cuanto esperó, pero estaba seguro de fue los momentos más largos de su vida. El irritante pero tan esperado llanto llegó a sus oídos. Corrió tan rápido como pudo hasta la sala. Encontrándose contigo en la camilla, totalmente arruinada y en mal estado, pero se acercó a ti para abrazarte. La enfermera te entregó el bebé, afirmando que era un niño.

— Benedict, Benedict Snape.— afirmó él cuando preguntaron por el nombre del niño.

Desde que te lo habían entregado Severus se había negado a cargarlo, no porque no lo quisiera, sino porque temía de ser demasiado brusco con él. Se limitó a darle pequeñas caricias sin más.

La maternidad era difícil, y se podía reflejar en tu rostro, muy pocas veces dormías y aunque Severus se ofrecía a ayudarte, no era suficiente.

Esta noche estabas más cansada de lo normal, cabeceabas mucho y tenías de hacerle algo al bebé. Llamaste a Severus y él llegó enseguida.

—¿Podrías tenerlo?— preguntaste, no te molestaba tener que insistir para que lo hiciera. Y lo hiciste cuando se negó.— Vamos, Sev, necesito dormir. Hace semanas que duermo solo dos horas como máximo.

Rodó lo ojos disgustado, pero extendió los brazos hacia ti para tener al niño. Se lo entregaste feliz y le diste unas instrucciones para que todo siguiera en orden. Finalmente, te acurrucaste entre las sábanas y almohadas para poder darte un pequeño lujo.

Severus sostenía al bebé y por un momento pensó en llamar a Lucius o a Cissy para que lo cuidaran. No lo hizo, ese momento era de su hijo y de él.

Su habitación estaba adaptada para el bebé, sacando todo objeto que pudiera ser peligroso. Se sentó en una mecedora y lo junto contra su pecho. Ya había despertado y lo miraba atentamente pero sin llorar.

Decidió divertirlo con magia, resultó. Y los ojos de Severus se deleitaron con la risa del bebé, no sabía si todavía era muy pequeño o no, pero lo había disfrutado. No supo cuántas horas pasaron pero tú ya habías tenido suficientes horas de sueño para aguantar más.

A penas te sentaste en la cama viste en frente de ti a Severus en la mecedora, arrullando a Benedict, que yacía dormido plácidamente en sus cálidos brazos.

— ¿No necesitas dormir más?— preguntó mientras te veía caminar hacia él. Negaste con una sonrisa y te quedaste de pie frente a él.

— No, ya recuperé todas esas semanas. ¿Puedo llevarlo para cambiarlo?.

Severus te miró y luego miró al bebé.— Podrías enseñarme cómo hacerlo. Así descansarías más tiempo.

Te mostraste confundida pero no te quejaste, si eso significaba que podías estás más tiempo postrada en tu cómoda cama, que así sea.

— Vamos, entonces.

Fue, sorpresivamente, muy cuidadoso e incluso hizo un mejor trabajo que tú. Ahora no había hora en la que él no estuviera pegado al niño. Pero estabas feliz de que él fuera tan cercano.

Tú ahora dormías mejor, era él el que no dormía por velar por los sueños de su hijo. No perdiste oportunidad en tomarle varias fotos mientras no veía. Fotos que luego vería en marcos por toda la casa y por las que te reclamaría para luego aceptarlas mientras pone las que te tomó a ti.

𝔇𝔢𝔰𝔦𝔯𝔢 𝔗𝔬 𝔩𝔬𝔳𝔢 ༻𝔒𝔫𝔢 𝔖𝔥𝔬𝔱𝔰 𝔇𝔢 𝔖𝔢𝔳𝔢𝔯𝔲𝔰 𝔖𝔫𝔞𝔭𝔢༺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora