❖26. ➽ 𝑬𝒏 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏 𝑳𝒖𝒈𝒂𝒓 𝑨𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒅𝒐.

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Después de la guerra Mágica, huíste con Snape, pudo haber parecido un acto cobarde y hasta inconcebible, ya que literalmente sólo habías intercambiado un saludo de buenos días y algunas palabras, profesionalmente hablando. Lo viste ahí tirado, derramando unas cuántas lágrimas mientras la vida lo iba abandonado lentamente.

   «Diste todo de tu para ayudar a quiénes podías, aturdiendo a los mortífagos pero sin llegar a matarlos, tuviste una horrible experiencia con el asesinato y no querías revivirlo.
Llegaste hasta la casa de los gritos, queriendo recuperar el aire, y por lo menos, alejarte de todo el ruido de afuera. Entraste en una habitación, desde el exterior viste una mancha reflejada en la frágil ventana, acompañada de manchas rojas que no te indicaban nada bueno.

Atravesaste la puerta, viendo el cuerpo, casi inerte, de Snape, te alarmaste y avanzaste lo más rápido que podías con un esguince en tu tobillo. Apartaste los pequeños mechones de su cabello azabache de su rostro, con una débil mirada te observó, aquellos ojos que en otros días veían con desdén y recelo a todos a su alrededor, que parecían tan oscuros y desafiantes, ahora estaban tan vulnerables, transmitían dolor, arrepentimiento pero un casi indistinguible brillo los cubrieron.

Presionando tu mano contra su herida, buscaste todo lo que necesitabas en tu bolso con el hechizo de expansión, Snape dejó caer su mano encima de la tuya, la repentina sensación que no se suponía que debía ser helada te impactó e hizo que un escalofrío subiera. Lo miraste, él trataba de decirte algo, los jadeos entrecortados y gemidos agonizantes te impidieron adivinar qué. Apretaste su mano, murmurándole "Estarás bien..." y quizás eso era todo lo que ambos necesitaban escuchar.

Trataste de curarlo, y según su pecho que subía y bajaba pausadamente, lograste salvarlo. Te recargaste sobre tus manos, un bulto en el bolsillo de su pantalón te llamó la atención, un frasco con un líquido transparente fue lo que conseguiste y alrededor un papel con el nombre de Harry escrito. Pensando que el frasco era para él, lo dejaste a la vista, rogando que Harry se percatara del frasco.
Miraste a Snape, no había forma de que lo dejaras allí, aún seguía débil y malherido, probablemente se levantaría desorientado y confundido, y siendo sincera, no querías seguir en Hogwarts.

Te levantaste, sacudiendo el polvo de tu pantalón e hiciste levitar a Snape, decidiendo llegar hasta tu oficina, te escondías y maniobrabas para ocultarlo a él también. Finalmente llegaste, abrazaste a Snape y por medio de polvos flu, llegaste a tu casa.
Extrañamente, se sentía tétrica pero al mismo tiempo recorfontante, dedujiste que era porque habías abandonado el campo de batalla y decidiste esconderte y esperar a que ellos lo solicionaran. Sin embargo, querías alejarte de esto, no pensabas seguir cerca de Hogwarts. Recordaste tu cabaña a las afueras de Londres, y allí es donde irías.

Empacaste tus cosas y todo lo necesario, mientras Snape yacía inconsiente en tu cama, pensaste en las cosas de él, sobretodo pensaste en él, aunque él no lo admitiera, necesitaba que lo cuidarán, por lo menos hasta que esté completamente curado.
Al no tener una conexión de polvos flu de su casa a tu casa, tuviste que teletransportarte, preferiste usar la magia para empacar sus cosas, no querías invadir más su privacidad.

Al volver, Snape seguía en tu cama sin despertar, podías sentir que la guerra aún no acababa, pero no ibas a esperar a ver cómo terminaba. Tomaste todas las maletas y a Snape y dando un último adiós a lo que habías establecido en este lugar, desapareciste de allí.

Sintiéndote como una fugitiva, empezaste de nuevo, dándole toda tu atención a Snape mientras sanaba.
Finalmente, él despertó, y tal como suponías, estaba desorientado, inconsiente de tu mano tocando su frente, buscando indicios de fiebre. "D-Dónde..." trató de cuestionar, pero su voz sonaba rasposa y ronca. "No intentes hablar, podrías lastimar tu garganta. Estás en mi cabaña" informaste, Snape se levantó de golpe, sujetando tu cuello con fuerza, tratando de aliviar el dolor que él mismo se había provocado.
"Voldemort...Harry..., ¿ya ha acabado?" Te encogiste de hombros, "Espero que sí, estamos lejos de Hogwarts, ni tú ni yo podíamos seguir allí. Lleas dos días dormido" Snape ya esperaba lo peor, esperaba con todo su corazón que Harry hubiera derrotado a Voldemort, una parte de él estaba aterrorizada, pero también sentía que todo estaba en calma. Sus recuerdos de aquel día eran borrosos y la idea de que nadie supiera si estaba vivo o muerto lo hacían tener ilusiones de empezar de cero.

"Me tomé el atrevimiento de empacar tus cosas, así que puedes tomar un baño si deseas." Comentaste, Snape, con algo de dificultad y tu ayuda, logro estabilizarse y ponerse de pie.
Mientras se duchaba, algo en él se sentía extraño, una sensación de libertad lo golpeó en el alma, libre de su promesa de Lily, libre de cuidar a Harry, libre de cualquier comentario de los que quedaron en Hogwarts. Pero también se sentía confundido, ¿Por qué, a pesar de solo haber hablado unas pocas veces, lo salvaste? No ganabas nada con hacerlo.

Se observó en el espejo, las cicatrices en su espalda y hombros marcaban sus malas decisiones a lo largo de su vida, y su cuello, ahora marcado, mostrando lo que casi lo mató, sus notorias ojeras que se había ganado por largas noches de estudio y misiones, su cabello con puntas abiertas y ligeramente maltratado, pero que aún conservaba su suavidad. No había mucho que amara de sí mismo, pero en este momento apreciaba verse vivo.

Caminó a la cocina, y una nueva sensación lo golpeó, comodidad. La idea de una vida hogareña y doméstica lo ilusionó, la vida normal que en secreto anhelaba. La mujer que se encontraba preparando la cena para la noche le calentó su corazón. Fue cómo una venda que se caía de sus ojos, pensó en una nueva oportunidad de vivir. Dejó de preocuparse por Harry, por Hogwarts y por lo que sea que haya pasado allá. Por una vez, pensó en sí mismo.

Caminó hacía ti, y con timidez tomó delicadamente tu mano, "¿Podría quedarme contigo?" Preguntó en voz baja, lo miraste, sorprendida ante la acción y su petición. Pusiste tu otra mano encima de la de él, asentiste lentamente con una cálida sonrisa, "Todo el tiempo que quieras."»

Ya dos años después, Snape se abrió completamente a ti, contando sus secretos y su pasado, Hogwarts ya no existía para ustedes, seguían usando su magia pero no volvieron atrás. Aprendiste a vivir con él, a entenderlo y a amarlo.
Eran las cosas más pequeñas, las pequeñas muestras de afectos, que los hacían felices. Los besos descuidados que él dejaba en tu frente o mejilla cuando te encontraba cocinando o limpiando la casa, los grandes abrazos de osos que le dabas cuando lo encontrabas sumido en sus pensamientos o cuando lavaba los platos.

En la siguiente etapa, Snape adoraba dormir en tu pecho, la suavidad y los latidos de tu corazón hacían que él se calmara y pudiera dormir bien, aunque no estaba en contra de que tú durmieras abrazada a él, lo encontraba recorfontante.
El primer beso era algo que jamás olvidarian, él nunca había besado, y tú ya tenías experiencia. Lo guiaste a su propio ritmo, sin forzarlo a nada.

Un suave beso en su mejilla, se fue deslizando a sus labios, besándolo suavemente. Sus manos temblaban, dudando en tomas tus caderas o mejillas, se decidió por las dos, mientras te sentabas despacio en su regazo. Finalmente, repartiste varios besos en sus labios, haciendo que se le escapara pequeñas risas risueñas por su parte. No te contuviste, lo único que querías era amarlo, besaste toda su cara, encargandote de que cada parte de él se sintiera amado, obligándolo a olvidar cada desgracia de su pasado.

Snape te abrazó, pasando sus brazos por tu cintura y ocultando su rostro en tu cuello, casi llorando de toda la felicidad y gozo que sentía, pasaste tus dedos por su cabello, acariciando amorosamente su cabeza.

"Te amo" dijo aún en tu cuello, "Te amo tanto, T/n" repitió con una pizca casi indistinguible de ansiedad.
Besaste su cabeza, y así el entendió que tú sentías lo mismo, estando consciente de tu dificultad para decir tus sentimientos verbalmente.

Amor puro, era todo lo que los definía, la felicidad reinaba en su pequeña cabaña. Hogwarts, Dumbledore, Harry, Lily, todo eso se habia acabado, se habia quedado atrás. En su mundo apartado, solo existían ustedes dos.




Ola

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