Redemption

Fey

Octubre por fin había llegado, cada día se sentía más frío en Bibury y a la gente parecía afectarle aquello, pues cada mañana, desde el punto de vista de Louis, estaban más gruñones.

-Mira, no sé cómo le vayas a hacer, pero quiero que resuelvas este problema ya. -El omega rodó los ojos, se encontraba peleando con su vecina, una señora de mediana edad con tres hijos que eran un infierno.

-Señora Bayle, le digo que yo no tuve nada que ver con esto. -Le respondió lo mismo el chico.

-¿Y entonces quién va a ser? Mis hijos son incapaces de romper la cerca, son muy calmados. Además ¿cómo te explicas que jamás habíamos tenido un inconveniente así hasta que llegaste? -Louis quería darle una buena zarandeada a la señora, si tan sólo les prestara más atención a sus mocosos que al alfa que veía todos los días en el centro, entendería. Los hijos de troll eran más odiosos que los escregutos de cola explosiva de Hagrid, y eso era decir mucho.

Hace dos días, Louis los había cachado torturando a una rana, la pobre estaba tan espantada que no dudó ni un segundo en ayudarla; los mocosos habían hecho rabieta y se habían marchado, pero al día siguiente, cuando regresó de la panadería de Harry, los vio lanzando huevos a la ventana de la casa de Niall, al verlo corrieron como los cobardes que eran, y cuando su madre llegó de coquetear, Louis fue a comentarle lo sucedido, sin embargo, no esperaba que la señora estuviera tapada de ojos, pues lo corrió de su casa diciendo que no tenía derecho alguno a reclamar el comportamiento de sus hijos.

-¡Agh! Que necia es, está bien, le reparo la cerca. Sólo quiero que sepa que será la primera y la última vez que reparo algo que sus diablillos hacen. Y más vale que los mantenga calmados porque le juro que...

-Le pones una mano encima a mis niños y yo te juro que no vuelves a ver la luz del sol.

La señora se metió a su casa echando humo de los oídos, definitivamente estaba loca.

Entró a la cabaña cuando decidió que no era importante reparar la estúpida cerca de la familia Bayle, había dicho que la repararía, mas no cuándo lo haría.

Empezó a hacer el quehacer pues en la tarde Harry iría a la casa, desde el día de su primera cita se habían vuelto inseparables. Solían comer o cenar juntos y al terminar se acurrucaban en el sofá y veían en la tele Dinosaurs, una serie sobre una familia de dinosaurios que a Louis le gustaba mucho, eso cuando estaban en casa de Harry, cuando se quedaban de ver en la casa que le prestó su amigo, leían alguno de los libros que había traído de su anterior casa, descubrió que al alfa le gustaba leer mucho sobre ciencia, había leído un poco de un libro de astronomía, el favorito de Louis, y se frustró cuando ya no pudo entender más porque la segunda mitad estaba en latín, también leyó un libro sobre ciencias forenses y ahora estaba a punto de terminar un libro sobre herbología, al parecer ese era su favorito hasta ahora.

Fabio entró a toda velocidad a la casa y aterrizó justo en el sofá de enfrente de Louis, con su aleteó había echado a volar la basura que había juntado con la escoba.

--Qué tal, Fabio? ¿Contento por haberme ensuciado todo de nuevo? -Alzó su mano para acariciar la cabeza de su lechuza, pero esta reculó, saltando hacia atrás y mostrando su pata izquierda.

Recordó que había mandado a Fabio a casa de Niall con una carta donde le informaba que se encontraba bien y le pedía que, si era posible, le enviara más cerveza del Caldero Chorreante, igualmente le mandó una carta a Knut para preguntarle cómo se encontraba.

Desató el nudo del hilo con el que estaba atada la carta a la pata de Fabio, quien no se movió hasta que su amo terminó, siendo como siempre una lechuza ejemplar. Fue a la cocina para tomar uno de los premios que le daba a Fabio cuando hacía viajes largos o cuando Louis quería demostrarle que lo quería. Lo comió gustoso y se fue a su jaula para dormir un rato.