2. Cordero

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"Todavía no"

Los labios de una mujer cuyo rostro estaba cubierto por neblina y oscuridad fue lo último que escucho en aquel lugar sombrío que lo albergaba, para luego, ser arrastrado con violencia hacía la realidad.

—¡Despertó! ¡Trae al médico!—

El grito taladró en sus oídos, su boca estaba seca, sus ojos ardían con la poca luz y sus miembros dolían de lo rígidos que estaban. Los gritos de la persona a su lado y la poco que alcanzaba distinguir le decían donde se encontraba: un hospital, pero... él tendría que estar muerto, después de esa explosión... ¿Cómo es qué?.

"¡Viktor!"

—¡Cof! ¡Cof!... Jayce ...Jayce Talis—susurró con demasiado esfuerzo al recordar el porqué seguía vivo, mientras la mano de un hombre fuerte lo detenía para que no se moviera.

—Tranquilo, llamaremos al concejal, ahora descansa—escuchó mientras sentía un pinchazo en su brazo izquierdo.

Después de eso, y de un exhaustivo examen médico llegaron ellas; la primera, Caitlyn Kiramman. Recordaba vagamente su amistad con Jayce y alguna que otra ocasión que la vio entrando a los laboratorios, la segunda, no la reconocía, una muchacha ruda de cabello rosa que le dirigió una mirada dura que lo hizo bajar la propia, desistiendo de un análisis más minucioso.

Ambas le resumieron la situación actual, bastante bien debía agregar; guerra civil, problemas y desapariciones, incluyendo la de un par de asistentes y varios artefactos Hextech en su sector del laboratorio. Viktor sintió una opresión en el pecho cuando tocaron el tema y estuvo a punto de venirse abajo cuando le mencionaron a... ella, pero no contestó, no podía, ni siquiera cuando la mirada perspicaz de la que ahora identificaba como vigilante estaba sobre él, apremiándolo a hablar.

—¡Viktor!—sus ojos se ensancharon al escucharlo. Jayce, él no solo había saltado para protegerlo también había evitado que esas chicas indagaran más y quería agradecérselo, sin embargo, mucho más importante que todo eso, ninguna habían mencionado ni por asomo el nucleo Hex, el elemento principal de su investigación y debía averiguar que sucedió.

Jayce no contestó, le animo a descansar y pasar la noche en calma, Viktor a falta de más fuerza en su garganta se vio obligado a obedecer, cerrando los ojos y dejando que la mano fría de Jayce acariciara su frente. Sin embargo, una semana después...

—¿Qué significa esto?—preguntó Viktor con un aire desconfiado y a la defensiva. Los enfermeros estaban haciéndole examen tras examen, muchos de ellos ordenados innecesariamente por su camarada en la puerta, el cual, se encontraba en la puerta firmando documento tras documento.

—Lo que dije, te mudaras conmigo—contestó franco y al grano, indispuesto a cualquier contradicción. Ambos eran demasiado necios y aunque le doliera reconocerlo, ahora Jayce tenía la ventaja.

—¿Yo? ¿Al menos ya me dieron de alta?—preguntó carraspeado estirándose para tocar el suero a su lado para intentar levantarse, pero, al hacerlo, vio su propia mano metálica, llevándola de regreso a las sabanas, ocultándola.

Jayce, que no dejaba de mirarlo de reojo se percató, haciendo un gesto para que el personal se retirara.

—No tienes nada de que preocuparte—dijo acercandose y se sentó en su cama, buscando con sus dedos la mano metálica— esto... no es algo que deba preocuparte—habló con suma delicadeza, esperando paciente a que él otro reaccionará.

—...lo arreglaré—intentó Viktor evitando mirarlo a los ojos, aún recordaba parte de la explosión y no se suponía que fuera a mencionar nada hasta que las cosas a su alrededor se solucionaran, no obstante todo había cambiado.

Cicatriz Noxiana | JayVikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora