5. La mente oculta tras el cuerpo

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Sus pasos eran lentos y agraciados, elegantes cuál caballero de alta casa, ¿Su ropa?, costosa, derrochaba descaro y opulencia, fácilmente podía ser confundido con un hombre de un gran apellido, sin embargo, el collar en su cuello, esa pequeña "baratija" que llevaba consigo lo delataba, eso, y la mirada inconfundible de los de abajo, vigilante, astuta, como la de Vi, como la de él...

—La mente oculta tras el cuerpo—empezó el muchacho del prostíbulo cuando se quedaron solos mientras se paseaba por el nuevo laboratorio. Pasaba sus manos por cada uno de los objetos a su lado, casi como hizo Viktor al admirarse del laboratorio, con la diferencia, de qué sus movimientos no eran de reverencia, sino de dominio— Lady Medarda usó esas palabras para describir a tu novio, pero creo que te sientan mucho mejor a ti—dijo irónicamente observándolo— ha pasado un tiempo Viktor—saludó al fin.

—Bastante—afirmó el científico sin corregir sus palabras respecto a Jayce, no tendría mucho sentido de todos modos— ¿Qué es lo que te trae hasta aquí cordero?—el hombre sonrió de satisfacción cuando escucho su nombre en los labios de Viktor, disfrutando ser recordado.

—Un encargo de mi lady—Viktor hizo un gesto para que lo siguiera lejos de las instalaciones y los costosos inventos, solo por mera precaución —ella está buscando "ayudar" a tu novio—insistió con eso caminando tras él.

—¿Y cómo planea ayudarlo? ¿Construyendo armas? ¿Explotando Zaun tal vez?—Cordero frunció el ceño ante la terrorífica idea.

—Por supuesto que no, si ella intentara destruir a Zaun ¿Crees que estaría aquí?—

—No lo sé, nunca fuimos tan cercanos—Viktor parecía tediado con la charla, pero el muchacho se detuvo tras él.

—No todos nos olvidamos de nuestras raíces con tanta facilidad como tú—esta vez, y antes de salir del laboratorio, Viktor fue el que afirmo su bastón para detenerse y mirarlo de frente.

—Yo nunca me he olvidado de la gente de Zaun—su acento se volvió grave, ofendido y totalmente certero de lo que decía.

La sonrisa del muchacho se extendió hasta mostrar sus dientes blancos cuál lobo al escuchar como el nuevo nombre; "Zaun", se había amoldado a todos ellos de manera tan rápida y perfecta.

—Eso fue lo que pensé—

*****

Mientras tanto, Jayce observaba el gigantesco tragaluz y los vitrales que adornaban toda la habitación de la "concejala Medarda", su amiga, su amante y su apoyo más fuerte dentro de las mentiras y política mezquina de la que se había rodeado. Decidiendo si era adecuado entrar o no, ¿Merecía acaso eso?, poder presentarse allí como sin nada cuando prácticamente la había abandonado al cuidado de su madre.

—¿Jayce?—no pudo averiguarlo, la voz suave como un hechizo endulzante salió desde la puerta.

Olvidando cualquier duda o pensamiento sobre analizado se acercó a ella. Tan bella como siempre, quizá hasta más, era como si el tiempo no hubiera pasado, vestimenta ilustré, postura tanto gallarda como delicada.

—¡Mel! ¿Qué haces de pie? ¿Puedes hacerlo?—preguntó angustiado.

Ella sonrió dejando caer sus hombros por la ternura, como casi siempre que Jayce mostraba sus preocupaciones con tanta honestidad.

—Estoy bien, estoy viva—

Las palabras provocaron que los ojos de Jayce se humedecieran. Todo hasta ese momento parecía haber sido un sueño brumoso, lleno de trabajo, de quejas, de hospitales y guerra, pero en cuanto ella dijo esas palabras, todo se desvaneció fácilmente y recordó porque en un inició había quedado prendado por su firmeza y fortaleza inquebrantable.

Cicatriz Noxiana | JayVikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora