Capítulo 4

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Liv

Un silencio incomodo se formó en cuanto nos subimos al auto, estaba nerviosa y ya no era porque Alex estuviera cerca, quería romper el silencio, pero no sabía cómo, lo mire de re ojo, dios, se veía muy sexy manejando, demasiado diría yo. No recuerdo ni una vez en la que Greg se viera así. Mi amiga tenía razón este hombre no es de este mundo, es que como alguien se puede ver así de bien haciendo algo común y corriente.
-Involuntariamente me muerdo el labio -. Decido romper el silencio.

-Por cierto, soy Liv - decido presentarme pero que me ponga nerviosa no ayuda de mucho. Sin despegar la vista de la carretera me sonríe de lado.

-Eso ya lo sé - lo dice con obviedad, me ruborizo un poco por la vergüenza. Claro que sabe quién soy, tonta Liv es uno de los mejores amigos de mi hermano, que jamás nos hayamos visto no significa que no sabe de mi existencia. Y mejor me quedo callada el resto del camino.

Minutos que se me hicieron eternos.

Llegamos a mi casa y rápido me quito el cinturón y bajo del auto, ni siquiera le di las gracias. Pero antes de entrar el habla.

-De nada - me volteo y lo miro a pocos metros de mí.

-Perdón, gracias por traerme - el asiente y se da la vuelta. ¿no va entrar?.

Vaya si que tiene un bonito trasero.

-Por favor no le digas a Alex -

-¿Y por qué no debería? -

-Solo no le digas, por favor - le digo casi suplicando.

-Está bien - ¿así nomas? ¿De verdad no lo hará?

No dice nada más y se va. Abro la puerta de mi casa y no se ve que este alguien, las luces están apagadas. Mi madre debe estar durmiendo y Alex no está. Lo del restaurante vuelve a mi mente -suspiro - y subo a mi habitación. No me molesto en desmaquillarme o quitarme la ropa, me acuesto boca arriba y miro al techo y las lágrimas se dejan caer.

Me siento tan estúpida e humillada, me prometí que no volvería a darle otra oportunidad y eso fue lo primero que hice, tantas veces que mi madre me dijo que no dejara que un hombre me pisoteara y me tratara como si no valiera nada, me falle a mí misma y a mi madre. Quisiera ir justo en este momento con ella y decirle lo que paso, sé que ella no me regañaría y tampoco me juzgaría, pero me merezco esto yo sólita me lo busque.

Lloro hasta quedarme dormida.

Despierto en la madrugada, veo la hora en mi teléfono son las 3:58 am, me levanto y voy al cuarto de baño. Soy un espanto, tengo el rímel corrido los ojos hinchados y la nariz roja, evidencia de que estuve llorando mucho tiempo.

Me desmaquillo, lavo mi cara y por ultimo me lavo los dientes, tomo unos pantalones de pijama y una blusa de tirantes. Salgo y me percato de que alguien está en la piscina, pero no logro ver quien es, me acerco a la ventana y puedo ver que es Aidan.

Esta sentado junto a la piscina, fumándose un cigarrillo. ¿Qué hace ahí a esta hora?, la curiosidad me gana y decido ir con él. Ha esta hora debe estar helado afuera así que tomo una sudadera negra y bajo al patio, Esta helado, ni con la sudadera dejo de sentir el frio,

Me abrazo a mí misma haciendo fricción dándome un poco de calor.

Cruzo el patio hasta llegar a la piscina, Aidan sigue en la misma posición que lo vi, parece perdido en sus pensamientos tiene la vista al frente y aun no se da cuenta de mi presencia.

-¿Qué haces aquí? - mi pregunta lo saca de sus pensamientos, me mira dando una larga calada y cuando expulsa el humo por la boca y la nariz decide contestarme.

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