Déjame enamorarte -Yuumika-

III. Déjame enamorarte

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Yuichiro siempre fue una persona impredecible; cuando creías que tenías todo a la medida para controlarlo siempre saltaba con una cosa absurda para arruinarlo todo y después poner la situación a su favor, y, aunque a tú lógica sea meramente estúpido, para él era inteligente. Mikaela creía fielmente que Yuichiro no era tonto, simplemente muy listo para los demás, por eso decidió no cuestionarle cuando le pidió que no se llevara un abrigo cuando estaban a mediados de Febrero, en pleno invierno y hacía un frio del horror.

Solo portaba una camiseta blanca abotonada desfajada en uno de sus lados y con las mangas arremangadas, decidió dejar los dos primeros botones sueltos y daban paso a la vista hacia su pecho, unos jeans negros ajustados y algo rasgados en la parte delantera, al final en sus pies unos tenis blancos sin nada muy interesante.

No era la ropa más impactante del mundo pero se sentía cómodo con ella y con eso le bastaba para usarla. Antes de recibir el mensaje de Yuichiro pensaba usar una sudadera en color azul cielo con los bordes y la capucha en blanco.

Se colocó un collar dorado con una figurita de estrella colgando de la cadena, no era un collar muy llamativo ni costoso, en realidad era muy sencillo pero le gustaba demasiado, después de todo Yuichiro se lo había regalado cuando eran niños, lo recuerda, dijo que la señorita Luz ya no lo quería y se lo dio así que él decidió regalárselo como disculpa por algo que pasó aquella vez.

Al final se echó un poco de perfume con olor a flores, no demasiado debido a que se mareaba con mucho olor dulce.

-Mika -Su madre Krul llamó desde el otro lado de la puerta -Llegó tu amigo Yuichiro, te espera afuera de la casa.

-¡Ya voy mamá! -Respondió acercándose a la puerta para después abrirla y dejarse a la vista de su madre -¿Cómo me veo? -Cuestionó nervioso.

-Hermoso como siempre mi niño -La mujer sonrió -Pásatela bien, no llegues tan tarde.

-Si mamá -Se acercó y besó la mejilla de su madre -Nos vemos.

-Cuídate.

Se despidieron en un cálido abrazo. Mikaela caminó a la salida abriendo la puerta de entrada encontrándose con el chico de cabellos azabaches que desprendía un leve olor a menta y su rostro era adornado con una sonrisa.

Yuichiro llevaba una camiseta de manga larga bastante holgada en un suave color verde pastel, por sobre esta tenía colocada una campera negra con detalles en verde, unos pantalones negros lisos y ajustados, y al final unos tenis del mismo color de la camisa.

-Así que... -Comenzó Mikaela -¿Tú si llevas algo para cubrirte del frío pero yo no puedo? -Se cruzó de brazos mostrando su desaprobación fingida.

-Es parte de todo esto -Desvió la mirada algo avergonzado -Vamos -Extendió su mano al rubio. Mikaela acepto el gesto y salió de una vez cerrando la puerta tras de sí.

Caminaron por un rato entre platicas y risas aun con las manos entrelazadas, llegaron a un coche en color negro lustrado, un Mercedes Benz; era bastante bonito, por dentro era igual en color negro y desprendía un agradable olor a nuevo.

-Es de mi padre -Comenzó a hablar Yuichiro -Fue difícil convencerlo para que me dejara usarlo de noche pero prometí regresarlo en una sola pieza -Rió y Mikaela se le unió.