VII. Padres

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Enfrentarse a los padre de tu pareja puede ser la cosa más incómoda y abrumadora para una pareja, no tener su aprobación puede suponer problemas en la misma relación y es que podrían prohibir volver a verse, lo cual Mikaela y Yuichiro no pensaban permitir; aún así, tenían que hacerlo pues querían llevarse bien con los padres de quien posiblemente sería su pareja en un futuro quizá no muy lejano, pero además, por ahora, son mejores amigos, llevarse bien con los padres del contrarío es algo importante hasta para los mejores amigos.

Así que decidieron hacer algo, un día por la mañana pasarían tiempo con Krul para que Yuichiro la conociera y por la noche Mikaela se quedaría a dormir en casa de Yuichiro, en ese tiempo cenaría en su casa y conocería a sus padres. Por suerte era un sábado y no tendrían ningún inconveniente.

En realidad iban a elegir días diferentes pero justamente Guren ese día estaba de buen humor y desocupado por la noche, sucedía lo mismo con Shinya y Yuichiro no podía perder esta oportunidad, lo lamentable era que ya habían quedado con Krul por ser la más accesible y no pensaban cancelarle a última hora cuando Krul se había esforzado por hacer una buena comida. Así que a la final se organizaron de esa manera.

Yuichiro había llegado unos minutos antes de lo acordado por lo que la comida aún no estaba lista. Mikaela notó el evidente nerviosismo en Yuichiro y es que se notaba a kilómetros de distancia, su rostro con una expresión preocupada, sus manos temblando y sudando y el tartamudeo de su voz cuando apenas le dijo un "Hola" al recibirlo en la entrada. Como buen aun no novio decidió calmarlo, le avisó a su madre que irían a su habitación y bajarían en unos minutos para ayudarla a poner la mesa.

Al principio Yuichiro se negó, no sabía como reaccionaría la mujer al ver que su hijo llevaba a un chico a su cuarto y encima era el chico que intentaba conquistarlo, quizá podría generarle desconfianza y una mala impresión, cosa que no quería hacer, sin embargo Mikaela insistió y lo casi arrastro a la habitación sin darle tiempo a objetar más, aunque tampoco habría podido pues de su boca salían cosas inaudibles y sin coherencia por culpa del nerviosismo.

-A ver Yuu-chan -Mikaela entró a su habitación, cerró la puerta después de hacer entrar al azabache para que no escapará y por último lo sentó en su cama -Estas demasiado nervioso, debemos resolver esto.

-¡T-Tú mamá va a creer que soy un invasor por traerme a tu habitación! -Dijo rápidamente, tan rápido que por poco y Mikaela no lo entiende.

-Tengo 18 años y suficiente madurez, sabe que si te traje aquí es porque confío en ti así que cálmate -Aludió de forma clara -Tienes que calmarte Yuichiro, los nervios podrían hacer que las cosas sean demasiado incómodas.

Cuando el azabache escuchó el "Yuichiro" salir de la boca del rubio entendió que estaba hablando en serio y se molestaría si no intentaba por lo menos controlar sus nervios. Ser presa del pánico en estas situaciones es inevitable pero debía controlarlo o las cosas saldrían muy mal, se supone tendrían la comida para conocer a la madre de su futuro novio y llevarse mejor, no para estar completamente callado solo por sus nervios.

Inhaló y exhaló las veces que fueron necesarias hasta regular su respiración, su corazón latía en un ritmo más tranquilo, sus manos dejaron de temblar y la transpiración en su cuerpo lograba secarse con el aire que corría desde la ventana del rubio.

Déjame enamorarte -Yuumika-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora