Capítulo IV : Promesa

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—Acércate.

—¿Qué, acaso quieres que caiga directo a mi muerte? —replicó el más joven, frunciendo el ceño, esto ocasionó que el contrario riera suavemente y le lanzara una mirada conocida. Beomgyu había aprendido a descifrar lo que sus ojos querían transmitirle con el pasar de los años, y aun sabiendo aquello, no le quedó de otra.

A regañadientes, Beomgyu se alzó un poco con apoyo de ambos brazos y se sentó cerca de Yeonjun, ambos estaban sentados en una rama, bastante cerca del tronco de un árbol.

Se encontraban como a tres metros del suelo, el mismo que estaba cubierto por las gruesas hojas del árbol de maple. Apenas podía divisar el césped bajo todo ese montón, pero eran tantas las castañas hojas regadas por doquier que se le hacía difícil. A donde mire, él y Yeonjun estaban rodeados, cubiertos y escondidos del resto del parque, y por lo tanto, del mundo.

Solo nosotros dos. Como si este fuera nuestro pequeño universo secreto.

Aquel pensamiento hizo que el menor se mordiera el labio en su intento por reprimir una sonrisa. Sin embargo, el mayor, para su mala suerte, siempre había podido detectar detalles menores como ese—no le permitía ocultar nada. A veces Beomgyu se preguntaba si él realmente era así de predecible.

Un brazo se deslizó cuidadosamente sobre su cintura, acercándolo y haciendo que se aferrara aun más a Yeonjun.
—¿En qué piensas?

—En nada que sea de tu incumbencia —acotó, desviando la mirada. Esta vez Beomgyu esperaba que Yeonjun cambiara el tema de conversación, prefería hablar de sus vidas cotidianas, de las hojas, el clima, los zapatos sucios de Yeonjun—cualquier cosa. ¿Cómo podría decirle a su mejor amigo en la cara que justo ahora estaba pensando en besarlo?

En su lugar, fue recompensado con una corta risa y un beso en la frente.

—Sí te das cuenta de que está escrito en grandes letras amarillas por todo tu rostro cuando piensas en algo y es sobre mí, ¿verdad?

Un inofensivo golpe fue a parar a su pecho.

—¡Cállate, solo te gusta fastidiarme!

Ante ello, Yeonjun alzó la ceja y sonrió de lado, emitiendo un bajo "¿hm?" mientras juntaba ambas frentes. Beomgyu solo pudo soltar un quejido de derrota antes de que el mayor plantara un casto beso en la punta de su nariz.

—Como sea, mañana es nuestro primer día en la preparatoria.

La simple mención hizo que Beomgyu alzara los hombros de modo que Yeonjun supo al instante que se trataba de cualquier cosa menos tranquilidad.

—No estoy muy entusiasmado que digamos —murmuró, empujando un poco sus labios para formar un puchero mientras recostaba su cabeza en el hombro ajeno; a lo que Yeonjun, por instinto, también recostó su cabeza sobre la de él. La acción en sí fue tan natural que ninguno de los dos hizo preguntas al respecto.

—No todas nuestras clases son las mismas, en algún punto tendrás que hacerte amigo de alguien más que no sea yo, ¿sabes?

Beomgyu resopló antes de que Yeonjun pudiese terminar de hablar.

—Es tan estúpido, ¿por qué necesitaría nuevos amigos cuando estás justo aquí? —su nariz se arrugó, dando a notar sus desánimos ante la idea de conocer más gente, algo que Yeonjun pudo interpretar como absolutamente adorable—. Siempre y cuando te tenga a ti, no necesito a nadie más.

—Gyu, así no es como funciona, tontito —rió Yeonjun, revolviendo su cabello—. No puedes estar conmigo por el resto de tu vida.

Esto hizo que Beomgyu se enderezara, deshaciendo la cómoda posición en la que se encontraban. Observó fijamente al mayor, y la forma en la que su mirada se intensificó tomó por sorpresa a Yeonjun.

Under the sky in room 553 I discovered you and I - [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora