—Yeonjun, pasa.
—Buenas tardes, tía. Oh, tío Choi, también está aquí —Yeonjun se inclinó con respeto, quitándose los zapatos y poniéndolos en la repisa cerca de la puerta.
Una tarde, mientras iba saliendo de clases, recibió un mensaje de los padres de Beomgyu. Lo habían invitado a su casa diciéndole que habían un par de cosas que querían discutir. Por supuesto que Yeonjun aceptó.
De por sí le tenían cariño desde que era pequeño. Prácticamente crecieron juntos, la familia de Beomgyu se sentía como su segunda familia.
Es por ello que no tenía motivos para sentir tanto temor y ansiedad por solo ir a visitar a los padres de Beomgyu. Sin embargo, ¿Por qué el nudo en sus entrañas le indicaban que, lo que sea que fuese a escuchar, no eran buenas noticias?
—Ven a sentarte, Yeonjun —dijo el papá de Beomgyu, señalando el sillón en la sala de estar que se encontraba enfrente de donde él y su esposa estaban sentados. Yeonjun pudo solo ofrecer una pequeña sonrisa mientras se hacía camino hacia el punto indicado para después dejar su mochila a sus pies.
—¿Cómo estás? —preguntó la Sra. Choi, con una expresión adornada por una sonrisa de consuelo, una a la que Yeonjun se tuvo que acostumbrar.
—Estoy bien, tía. Estaba a punto de ir a visitar a Beomgyu al hospital.
Ante la mención, notó cómo simultáneamente los rostros de ambos decayeron. Su corazón dio un vuelco. Quedaron en absoluto silencio, uno que se sentía más pesado de lo debido, antes de que el Sr. Choi se decidiera a romperlo.
No obstante, lo siguiente que dijo rompió más que solo el silencio.
—Acerca de eso... —empezó, mirando a Yeonjun lo más indeciso que alguna vez le haya visto—. Hemos decidido, después de pensarlo mucho, que finalmente pondremos a Beomgyu a dormir.Era como si se pudiese escuchar a un alfiler caer, el silencio que quebró el último muro de fuerza que le quedaba. Yeonjun sintió su exterior quebrantarse. Como si su vida entera tras perder a Beomgyu hubiese sido un sueño, del cual le gustaría despertar en este momento.
—¿Disculpa? —se atoró con las palabras, volteando a ver a la Sra. Choi, quien estaba sentada al costado de su esposo. La cálida sonrisa de hacía un momento ya no estaba, en su lugar tenía el ceño fruncido mientras agachaba la cabeza para evitar mirarle a los ojos.
Yeonjun se dio cuenta, esto no era un sueño. Más bien, parecía el principio de una horrible pesadilla.
—¿Pero cómo pueden decidir hacer eso? ¡Es su hijo, tío! Él va a despertar pronto, confíe en mí. É-Él se está recuperando —soltó, su tono de voz perdía confianza entre más hablaba. Ni siquiera él mismo creía en esa última parte. Al menos, insistió—. ¡No podemos rendirnos con él!
—Yeonjun —el Sr. Choi le llamó tranquilo, cabizbajo. Yeonjun le vio tomar la mano de su esposa y darle un apretón—. Precisamente por ser nuestro hijo es que tomamos esta decisión.
Yeonjun no podía entender la lógica de los adultos. ¿Cómo podían ser tan crueles con su propia carne y sangre, cuando incluso él mismo luchaba con aceptarlo a diario? ¿De repente se habían vuelto insensibles?
La ira acumulándose en su pecho debió haberse mostrado en su rostro, porque la expresión de la Sra. Choi cambió.
—Pero...
—Yeonjun, por favor. Es nuestra decisión, somos sus padres. Él... —habló, tomando una pausa para respirar—. Él es nuestro único hijo. Si ha sido difícil para ti, ha sido... mucho más complicado para nosotros.
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Under the sky in room 553 I discovered you and I - [Traducción]
Fiksi Penggemar-¿Has oído de la tradición de corazones de papel en el hospital? Tomando el corazón con ambas manos, la menor inspeccionó este antes de asentir con emoción. -¡Sip! ¡Mi mamá me dijo que cuando alguien está a punto de dejar el hospital para irse al ci...