Trofeos

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Como los pasados dias, Alice despertó muy temprano, al abrir las cortinas de tan grandes ventanas observo que el dia era frio y que apenas y salía un rayo de sol de tan profunda oscuridad; abrió su ventana en espera a que Artemis llegara con una carta en respuesta a su anterior carta que fue enviada al pelirrojo y como lo esperado su búho llego exhausto por tan largo viaje, Alice observo sus patas, aun nada, ni carta ni algún paquete que diera indicios de que Fred estuviera bien o alguna palabra que dijera que el pelirrojo ya no estuviera interesado en la joven, aunque fuera tierna o dolorosa la carta esperaba con ansias su llegada pero nuevamente Alice se llevo su desilusión. Tomo a su búho posicionándolo en su antebrazo y cerrando la ventana con la mano que tenia libre; lo llevo a su gran jaula y el elegante búho entro en ella, Alice tomo un puñado de alimento para su búho y lo hecho en el traste de comida, lleno otro traste con agua y lo coloco aun lado con el que tenia comida.

Alice se sentó en la orilla de su cama aún desilusionada, observó fijamente la puerta sin pensar nada, sin oír nada en un silencio tan agradable; después de unos minutos escuchó los pasos de sus amigos y hermano así que la joven decidió empezar a vestirse.

Se puso un pants color azul marino, una playera holgada color blanca y una sudadera del mismo color que su pants, más tarde tomo sus tenis blancos y se los puso, se cepillo su largo y sedoso cabello. Sin usar algún tipo de magia (cómo lo ordenaba su abuela) tendió su cama, recogió la ropa que estaba en el piso y la puso en el cesto de ropa sucia que más tarde un elfo doméstico tomaría para llevarla a la lavandería de la misma casa, se introdujo en el baño personal y se lavo los dientes.

Los cuatro jóvenes salieron al mismo tiempo de sus habitaciones encontrándose uno con el otro y viendo la cara de cansancio que tenían, Alice observó a Arman que tenía ya ojeras en su cara parecía más cansada que la de los demás pues la abuela lo presionaba mucho más.

Era domingo lo que significaba que durante el resto del día después de ejercitarse, entrenar y desayunar ayudarían a los elfos domésticos con los quehaceres del hogar. Alice ya había ejercitado junto con su hermano y amigos, seguía el entrenamiento una hora de varita y una hora con escoba lo que significaba que su abuela estaría en total momento con ellos

–esa posición Arman, estás muy encorvado- dijo al pasar de lado del nombrado a lo que este, obedeció– Bien hecho Lara- dijo al ver que la joven lograba hacer un hechizo algo avanzado para su edad– Perfecto Edmon, aunque pon tu pie un poco más atrás para que el ataque sea aún más feroz- sonrió y Edmon asintió

Alice estaba en una lucha interminable con un maniquí encantado que no paraba de atacarla con la varita otorgada por su abuela; esquivaba cada hechizo y sus movimientos eran tan bruscos que le dio a una ventana

–perdón- hablo prácticamente gritando – mi cabello se interpuso entre mis ojos- la mayor se acercó lentamente a la Mordon, resonando sus zapatillas de tacón bajo y se acercó aún más con su paso elegante

–No te preocupes Al, pero ese cabello hay que cortarlo, para una Duelista es importante ver a su oponente y a la dirección que va dirigido su hechizo- iba a continuar pero el hechizo que el maniquí segundos después había lanzado iba a impactar a la mayor de los Mordon aunque esto no pasó pues la Mayor hizo un hechizo de bloqueo antes de que la impactara; los 4 jóvenes se quedaron estupefactos pues si hubieran sido ellos ya estarían en el piso inconscientes – Luego lo cortaremos, en algún momento tendré que salir al mundo muggle, son los mejores en cortes de pelo- Alice asintió. La abuela observó al maniquí que seguí disparando hechizos al azar y sin ningún rumbo, la matriarca lo vio con fastidio y con un movimiento de varita el maniquí se partió en pedazos – Su hora de entrenamiento con varita término ahora comienza con el de escoba...vamos todos al patio

Kids love - Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora