Capítulo dos: Hazel Schulz

6 0 1
                                    

Llegué temprano a mi casa después de la preparatoria, abrí el regalo que mi mejor amiga me entregó en la mañana y era un precioso collar de oro con un corazón. Me encantó su regalo, mi madre hoy no llegaría a casa ya que tenía un largo turno en el hospital así que sería una solitaria tarde. Me hice un café para comer mi pastel de cumpleaños mientras hacía un maratón de películas de Tim Burton pero no podía concentrarme ya que seguía pensando en ese chico que vi en el recreo ¿Por qué nunca antes lo había visto si aparenta mi edad? ¿Cómo es que jamás lo he visto por los pasillos? ¿Aluciné? Agh, qué extraño. Pasaron las horas y me quedé dormida en el sillón. Desperté a las 8 de la tarde y apagué el televisor, no me había dado cuenta de que dejé la Tv prendida y mi pastel a medio comer, guardé el pastel, ordené el living y fui a mi habitación. La siesta me quitó el apetito y apenas desperté, decidí ir al parque Green Lake, mi lugar favorito de la ciudad. Ahí iba a terminar mi dibujo mientras escuchaba música. Tomé mis cosas y caminé hacia al parque mientras reproducía a Taylor Swift en mis auriculares. Al llegar al parque, me senté frente al lago y no lo podía creer ¡Era el chico que vi en el patio de la secundaria! Me quedé contemplándolo mientras pintaba algo en su lienzo, estaba anocheciéndo y el atardecer combinaba con sus ojos miel, su chaleco burdeo, pantalón negro y sus cadenas que rodeaban sus bolsillos.
Oye, niña estatua ¿Hasta cuando piensas quedarte viéndome? -Dijo con su voz gruesa e intimidante mientras sus ojos se posicionaron en mi persona.
¿Cómo me llamaste? -Abrí los ojos tratando de verme intimidante ante él.
Niña estatua ¿No te bastó con mirarme en el patio de la secundaria? -Río levemente en un tono burlón tras ver cómo me sonrojaba lentamente.
¡Cállate! ¿Quién eres? -Me acerqué a él presionando para saber quién es y así acabar con este pensamiento.
Vincenzo Pasquarelli, niña estatua. -Dijo esto, mientras sacó su pincel con acuarela manchando mi nariz.
¡¿Qué te pasa?! -Refunfuñé.
Desagradable, adiós.
-Me di la vuelta y empiezo a caminar hasta que escucho una leve risa burlona.
¿Qué pasa? -Me di la vuelta contestándole intimidante.
Estatua chillona, tu falda -Apretó sus labios para no reírse.
¿Qué pasa con mi falda? - Toqué por detrás, me di cuenta que tenía mi falda metida en mi ropa interior y me empecé a sonrojar de la vergüenza.
Tranquila chillona, no pasa nada. -Se dió la vuelta y siguió con su pintura.
Así que te llamas Vincenzo Pasquarelli ¡Por fin sé quién eres! Me quedé un largo rato con el pintor gruñón y cuando me di cuenta de la hora, eran las 9:15. Caminé un poco más rápido para llegar temprano a mi casa y después de unos minutos, llegué a mi destino. Entré a mi casa y al ordenar las cosas en mi habitación, me di cuenta de que había algo raro en mi bolsa, había una hoja doblada en mi sketchbook que era distinta a mis papeles y al abrirla me di cuenta que era un hermoso boceto del Parque Green Lake en el anochecer con la firma del Pintor gruñón, Vincenzo Pasquarelli.
Un momento, ¿¡Pasquarelli?! ¿Vincenzo es hermano del hockeyista?! Imposible, Oliver nunca ha dicho que tenga un hermano o primo en la secundaria y Allison tampoco creo que sepa si tiene familiar en la secundaria.
Genial, ahora este pintor loco no para de darme preguntas infinitas y mi curiosidad se alimente aún más.

Parte de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora