4-Te

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Importante: Escuchar la canción

Ese día Emilio despertó con fuertes dolores de cabeza.

Aquella tarde no se sentía bien y aunque tratara de que Joaquín no se diera cuenta, él lo hacía, siempre lo hacía.

El último año, Emilio había perdido la capacidad de la fluidez; al hablar, al leer, al pensar y él creía que incluso al existir.

Joaquín seguía siendo él, nunca había tratado diferente a Emi, el rizado pensaba que era por lástima, porque él sabía que no era el mismo hombre del que se enamoró y deseaba con todo el dolor de su corazón que las cosas fueran diferentes, que su memoria estuviera crea do más recuerdos junto a su prometido y no olvidando los que ya tenía.

Porque aunque estaba vivo y sus pulmones se llenaban de aire, el recuerdo de Joaquín cada día se esfumaba más.

A veces olvidaba el color de sus ojos o el sonido de su voz, de su risa, su aroma tan delicado a vainilla y el brillo que había en su mirada cuando le decía "te amo", ahora se lo decía más seguido para tener la imágen vivida de su Sol al escuchar ser amado, no podía permitirse el lujo de olvidarlo.

-¿Qué día es hoy, Emi?- la mañana Joaquín había despertado llenando de besos el rostro de Emilio, provocando que el menor despertara envuelto en risas doradas, cuando los besos terminaron, el mayor tomó una postura cansada y molesta -A lo que Joaquín podía leer- y cubrió su rostro con una almohada -¿Emi, mi amor estás bien?-Preguntó preocupado el castaño, enredando uno de los rizos de su novio con su índice.

-Déjame solo, Joaco- contestó aún contra la almohada -Hoy no quiero hacer nada.

-Bien, hagamos nada juntos.

-¡No!- Se quejó el rizado retirando la almohada y sentándose sobre la cama -Tú tienes que hacer algo Joaquín, yo no puedo más porque no recuerdo cómo mierda hacerlo ¡¿Es tan difícil de comprender?!- Se levantó de la cama y se marchó después de ponerse un pantalón de pijama.

-Emi...

-Si yo me hundo, tú tienes que seguir flotando, Joaquín- y cerró la puerta tras él.

Era uno de esos días, uno de los malos donde el ánimo de Emilio estaba junto a Satán y aunque eso no molestara a Joaquín, definitivamente no le agradaba que últimamente esos días se estuvieran multiplicando.

Escuchó a Emilio servirse el desayuno mientras él seguía en cama pensando en qué podía hacer para animar a su amado y durara la mayor cantidad de tiempo posible, no importaba si fuese una hora o incluso una semana completa, Joaquín sería feliz de hacer feliz a Emi.

Vagando por la habitación sobre la punta de sus calcetas veía los marcos de las repisas, marcos de fotografías que tenían juntos, había uno de su primera cita, del día donde habían rescatado a Copito, de la pedida de mano y de...

"La pedida de mano ¡Eso es!" Pensó Joaquín.

Hace años atrás cuando se habían enterado del Alzheimer no se volvió a tocar el tema de la boda después de una discusión que hubo ¿Y por qué? Porque Emilio estaba seguro de que un día cuando él no lo recordara Joaquín lloraría y él no quería ser la causa de ese dolor, de ese llanto, no quería a personas que en un par de años hablaran sobre ellos dos diciendo cosas como "Yo fui a su boda, es una lástima que ya no pueda recordarla" las bodas tenían que ser un momento sagrado para ambos, que al recordarlas no trajera más que momentos de felicidad y sabía que con exactitud si esa boda se llevaba a cabo sólo traería tristeza a quien pensara en ella.

Joaquín aún llevaba su anillo con el que Emilio le pidió que fuera su esposo, no se lo había quitado después de ese día.

Y que Dios lo perdonara por lo que iba a hacer, pero esta vez no cumpliría los deseos de Emilio.

¿Que Día Es Hoy, Sol? [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora