12 de julio

251 40 39
                                    

Varios años más tarde...

El otro extremo de la cama ya nunca más estuvo tibio.

Joaquin descansaba del lado derecho de su cama, nunca dejó de hacerlo, incluso cuando Emilio se fue; todavía extendía su mano y tocaba el otro extremo del colchón que se encontraba frío, esperando cada mañana cuando el sol caía sentir unos dedos entrelazarse a los suyos, pero eso ya no ocurría más.

El tiempo había pasado para él, los años se habían llevado ya varias de sus memorias, pero nunca se llevó a Emilio.

Lo recordaba, unos días más que otros, pero no había día donde Emi no cruzara por la mente de Sol.

Niurka hacía ya cinco años había dejado de respirar, él estuvo en su último suspiro, cuando con sus labios pálidos y respiración entrecortada, movió los labios formando lo que serían sus últimas palabras, despidiéndose de Joaquin con un amado "Gracias por cuidar de él" para marcharse en busca de su hijo querido.

Nunca volvió a enamorarse, aunque trató de hacerlo, el amor se había esfumado de su vida yéndose junto a Emilio para nunca volver, lo buscó en tantas personas que lo recordaban a él, tantas personas que creyó poder querer, pero nunca lo hizo, porque nadie era su Emi, su amado Emi.

Y ahora, el otro lado de la cama estaba frío.

Había adoptado un gato, Emilio y él durante un par de años habían querido tener uno hasta que Copito llegó a sus vidas, tuvo a "Pelusa" durante un año y medio hasta que se escapó una tarde que la ventana estaba abierta.
Pelusa era tan diferente a Copito, Joaquin no lo podía tocar sin terminar con arañazos en alguna parte del cuerpo y cubierto de sangre, no era del agrado del animal, eso era definitivo, pero al menos no estuvo solo durante ese tiempo. Estaba seguro que si Emilio hubiera seguido con vida en el momento que Pelusa llegó a él, se hubieran amado, no había criatura que no cayera en los encantos de su prometido.

Y ahora sólo había una manta en la cama.

La enfermera que cuidó de Emilio hace años atrás se había convertido en una amistad muy cercana para él, asistió a su boda hace ya un par de ayeres y seguía recibiendo constantes visitas de su parte.
En el momento en el que Emilio se marchó, ella no tenía necesidad de quedarse, pero lo hizo para cuidar a Joaquin ahora que se encontraba solo.

Y es que...ahora así era la vida de Joaquin.
Cuando Emi se marchó, Sol perdió a su compañero de vida, se quedó solo a la deriva, siendo un barco en busca del faro que alguna vez tuvo, siendo un corazón que amó tanto que nunca pudo volver a tener el otro extremo de la cama tibia.

Seguía recibiendo flores, como cada año, las mantenía con vida como el amor que le tenía a la persona que se aseguró de que cada año recibiera más pétalos, las mantenía vivas por tanto tiempo que en el momento que se marchitaban, más flores ya se encontraban en su puerta.

Estuvo triste tanto tiempo que perdió la cuenta de los meses, incluso años, pero...aprendió a vivir con el dolor, con el dolor de ya no estar con la persona que más amó, aprendió a sobrevivir con ello, porque en el instante que Emilio se fue, él dejó de vivir, sólo se dedicaba a sobrevivir.

Los días del calendario seguían corriendo; claro estaba, pero él nunca volvió a tomar uno, tenía un recordatorio en su teléfono celular programado después de su alarma para decir la fecha actual, Joaquin no se atrevía a mirarla por su cuenta.

Menos un día como este.

Porque hacía ya tanto tiempo que nadie le llamaba por aquel apodo que Emi le dio, hace años atrás dejó de escuchar "Sol" y no tuvo la fuerza suficiente para contar, pero estaba seguro que fue años después de que cada vez mencionaran menos el "Emi", ahora, todo ese amor sólo vivía en su memoria y corazón, sólo era un recuerdo.

Se recostó en su cama aquella tarde, aquella cama fría que odiaba tanto al no tener calor, cerró los ojos y esperó, esperó y continuó esperando, con la misma esperanza de sentir unos brazos mantenerlo acurrucado...por fin los tuvo.

Sonrió antes de caer dormido, escuchando un ladrido fuera de su casa que podría reconocer a cualquier distancia.

Días más tarde, cuando la enfermera y amiga de Joaquin fue a visitarlo, nadie abrió la puerta.

Porque Joaquin ya no estaba más, se había ido en un último acurruco.


Sol había fallecido un 12 de julio.

¿Que Día Es Hoy, Sol? [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora