Capítulo 7.

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— Mientras más lo ignores, más fácil es — Nanon escucho a Chimon pero hizo oídos sordos, ¿Cómo podía ignorar la situación ante la que estaba expuesto? De estar en un sillón de cuero pasaron a una cama matrimonial donde estaban encerrados, el lugar al igual que el resto era exactamente igual de lujoso pero lo volvía más extraño que fuese una habitación de hotel.

— Claro, estaré tranquilo e ignorare el hecho de que nos trajeron aquí en contra de nuestra voluntad y estuvimos toda la noche con los ojos tapados sin saber que era lo que nos daban ¿JJ qué es todo eso? — Pregunto al anfitrión quien había estado perdido en una esquina de la habitación buscando en un cajón algo que Nanon no pudo deducir hasta que observo una bolsita de plástico con un polvo blanquecino en su interior.

Nanon tenía ganas de vomitar a sabiendas de lo que estaba sucediendo, estaba completamente asqueado y confundido con la forma tan repentina que tenía de actuar el chico y más aún se confundió cuando se percato de que Chimon ni se inmutaba.

— El color negro significa que obtienes la libertad de hacer lo que se te venga en gana, aquí nada es ilegal y todo eso que es rechazado socialmente no importa si estás aquí.

— Gracias, que buena explicación.

Nanon recurría al sarcasmo porque no sabía que otra forma utilizar para comunicarse con ellos dos quienes ya estaban juntos, miro hacía otro lado fingiendo no saber lo que harían una vez el polvo quedo sobre la mesita de noche.

— Te ponen las vendas en los ojos para tu propia seguridad pero no es obligatorio que la tengas todo el tiempo, con Chimon no te dijimos nada para que no te alterarás de más — Escuchó un fuerte respiro y se horrorizo al saber que realmente lo estaban haciendo.

— Bien, quiero irme — De pronto Nanon pudo sentir el alcohol jugarle en contra por ende tras el mareo que experimento se obligo a quedarse sobre la cama pese a sus palabras.

— El horario para irnos es en una hora, en serio no te preocupes más — JJ se acercó intentando ver si su estado era estable pero Nanon se alejo temeroso ante cualquier contacto con alguno de los jóvenes.

De hecho tenía ganas de llorar y no sabía si era por lo que estaba presenciando o porque siempre se ponía sensible de más cuando consumía una gota de licor.

Lo único que le quedó fue ignorar cada una de las cosas que sucedían en esa habitación, manteniendo su mirada fija en la rojiza lámpara que estaba sobre la mesita de luz a su lado, se preguntaba que estaba haciendo Pawat en ese momento ¿Estaría leyendo aquel libro que tanto le gustaba? ¿Dormía? Si, se veía como el chico que dormía temprano para poder llegar al colegio en un horario correcto.

En ese momento Nanon no deseo otra cosa más que ser abrazado por los trabajados brazos de su amado, se imagino sobre la cama con él tocando su rostro y repartiendo besos por el mismo siendo está su forma de decirle que también le quería.

¿Pawat lo quería? En realidad en esos meses de relación nunca se había planteado tal cosa porque en si el tampoco le había dicho alguna vez en voz alta cuanto le amaba entonces tenía lógica que el tampoco lo dijera pero ¿Algún día sería capaz de decirle? Incluso se comportó extraño cuando escucho un apodo cariñoso de su parte, era difícil deducir en como reaccionaria si Nanon le dijera que estaba en su mente prácticamente todo el día y que sentía que sin el no sería nada en ese momento, que lo amaba como si no hubiese un mañana.

Y que en ese momento lo deseaba como nunca antes.

Quería sentir la protección que le otorgaban sus abrazos.

{...}

Nanon llego en el horario justo para poder asistir a clases más no tuvo oportunidad de ir a casa para poder desayunar con sus padres así que quizás estarían preocupados pero serían informados más tarde de que ese día había asistido a clases aunque se preguntaba porque estaba allí si se supone fue expulsado sin embargo también recuerda que Pawat le dijo que no se preocupara por ello.

Y así parecía ser ya que el portero no le puso pero y cuando entro con sus amigos a clases tampoco el profesor le miró extrañado así que quizás el problema estaba solucionado, le debía una muy grande a su novio y sabía perfectamente de que forma pagarle.

Se sentó a su lado como era de costumbre y jamás espero que le hablara en clases aunque no fue para algo del todo bueno.

— Hueles a alcohol, lo odio — Susurro pretendiendo que nadie lo escuchará y así fue, lastimosamente Nanon si pudo hacerlo y aunque era tonto se sintió lastimado por ello.

No pudo ducharse y se sentía avergonzado porque su chico lo viera en ese estado, Pawat siempre era tan limpio que supo en ese momento que el mayor estaba asqueado por su vestimenta y aroma.

— Requieren al joven Nanon en dirección — Nanon observo a una de las secretarias de dirección en la puerta así que sin rechistar se apresuró a seguir a la chica.

Al entrar a la oficina de la directora pudo ver que no estaba sola, a su lado un hombre vestido con un azulado traje permanecía observando su reloj.

— Buen día — Saludo el menor para que notarán su presencia y cuando la directora le observo, una hipócrita sonrisa se formó en sus labios.

— Nanon, este es el señor Raynard y fue quien pidió que no se te expulsará del colegio así que agradece su amabilidad.

Más que pedido sonó a exigencia y sin ganas de más problemas Nanon quiso darle la mano al señor pero este únicamente le observo con una ladina sonrisa.

No pudo descifrar que le había provocado verlo finalmente de frente pero si pudo confirmar que estaba frente al padre de su novio, el parecido entre ambos era abismal y ese perfume podría reconocerlo donde fuera porque únicamente Pawat lo poseía.

Eso hasta el momento.

— Mí hijo jamás pidió ayuda por alguien pero me dijo que esto podría ser útil tanto para ti como para mí, en agradecimiento al gesto puedes venir a casa esta noche a cenar con nosotros — Finalmente apretó la mano que había estado frente a él en espera de ser apretada.

Tan fría.

— Y-yo, claro — Tartamudeo el de hoyuelos dedicándole una sonrisa a su suegro.

Aunque él no era consciente de esto último.

— Si eres amigo de Pawat algo especial debes tener así que será un gusto tratar contigo.

Ese día no fui capaz de percatarme de cuan cortantes habían sido sus palabras, de la forma tan filosa en la cual se clavaron en mí y hoy en día podría recobrar un poco de sentido.

Un favor siempre tenía un precio, estar entre tus brazos habría sido una bendición ante el infierno que me esperaba por aceptar la ayuda de quién lo provocó.

Pawat ¿Lo sabías?

We could have had it all | Ohmnanon ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora