Capítulo 14.

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El tormento de Pawat comenzó a los cinco días de no saber nada de su madre, su padre a la mala le hizo comprender que no volvería sin embargo siempre esperaba frente a su dormitorio con una estrellita en la frente y unas inmensas ganas de arrojarse a sus brazos para escuchar esos cuentos sobre galaxias que tanto adoraba.

Pero un día su padre lo descubrió y quiso nunca detenerse frente a la puerta de madera, fue entonces que comprendió que su madre era la culpable de todas las desgracias de su vida.

— ¿Qué te dije de las estrellitas? Es un maldito pedazo de papel que no te llevará a ningún lado, deja de esperar tanto de tu madre y comienza a comportarte como un hombre.

Nadie lo defendió cuando comenzó a llorar y su padre se desespero de sobremanera y tomo entre sus manos su cinturón, su hermana estaba en la habitación de al lado pero no salió hasta que su tormento finalizó y ya Pawat había perdido por completo ese brillo en sus ojos.

Desde ese día su admiración por su padre incremento y nunca supo porque si durante toda una noche se tapaba el rostro para llorar sin ser descubierto.

Nunca volvió a dormir tranquilo en ese lugar que debería llamar hogar.

Por ello se sorprendió a si mismo cuando después de cuatro horas su cuerpo no reaccionaba y no se movió del lugar a pesar de querer hacerlo porque detestaba más que nada en el mundo perder el orgullo, se supone que Nanon era inferior pero allí estaba teniendo una mezcla de sentimientos entre enojo y ganas de vomitar porque la sensación de que alguien demorase tanto en volver lo desesperaba de sobremanera.

Más aún sabiendo que no estaba del todo solo.

La mamá de Nanon salió del hogar y no pudo evitar ver al chico así que se acercó a pasos cortos tras ver que su mirada estaba perdida en el verdoso pasto.

— Cariño entra, hace un poco de frío y debes llevar aquí mucho tiempo — Tocó su hombro y la reacción del chico fue apartarse de forma brusca.

— En realidad ya me iba — Mintió, de irse probablemente estaría toda la noche dándole vueltas al asunto y las pesadillas sobre donde estaría Nanon lo invadirían.

Se sentía débil y lo odiaba.

— Yo debo ir hasta el trabajo de mi esposo porque ocurrió algo y solo si deseas puedes entrar a la casa así no tienes que esperar aquí — La mujer estaba poniendo demasiada confianza en alguien prácticamente desconocido pero su corazón se hacía añicos al ver tanta insistencia en alguien para esperar a su hijo así que tras sonreírle se alejo del lugar negándose a volver a tocarlo y no hacerle sentir incómodo.

Pawat respiro con pesadez ocultando su rostro entre sus manos tras observar su sonrisa.

Esa sonrisa era tan dulce como la de ella.

No debía llorar, no podía hacerlo.

Únicamente dejo que el nudo en su garganta se agrandará más y tras no soportar durante mucho tiempo termino por lastimar su propio abdomen con sus uñas pero este acto paso a un último plano cuando diviso el auto de Chimon a lo lejos así que con rapidez corrió hasta la casa de Nanon negándose por completo a que Chimon supiera que estaba allí.

— ¿Seguro que no quieres que te acompañe a casa? — Pregunto Chimon observando a Nanon por el espejo retrovisor quien nuevamente nego con una pequeña sonrisa en su rostro.

— Solo estoy a una calle de casa así que puedes irte — Procedió a desabrochar el cinturón y bajar del auto pero antes de marcharse se detuvo frente al cristal que daba acceso al chico quien lo observó atentamente — Gracias por haber estado conmigo — Una última sonrisa y un avergonzado Nanon corrió hasta su hogar mientras Chimon sentía sus mejillas arder y tan pronto como lo escucho también emprendió su viaje totalmente avergonzado por la situación.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2022 ⏰

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