F R E Y A F E R S B Y
—Llegamos, señorita— informa el chófer del coche una vez llegamos.
—Muchas gracias, déjeme pagarle— agradezco, rebuscando el dinero en mi cartera.
—No debe pagarme, señorita, órdenes del jefe.
—Está bien.
Bajo del coche colocándome mejor el abrigo de peluche que traigo puesto, es bastante calentito, por cierto, y camino hasta la recepción del edificio. Detrás del mostrador se encuentra un hombre joven con cara de aburrimiento que parece querer tirarse de un balcón.
Me acerco y repiqueteo los dedos en la madera del mostrador y él levanta la mirada hacia mi. Rápidamente se acomoda la camisa y se pasa las manos por su cabello mientras forma una amplia sonrisa.
—¿En que puedo ayudarla?— inquiere, acompañando sus palabras con un guiño.
Reprimo una risa y le enseño mi documento de detective criminalística. No oculto mi emoción al poder sostener en mis manos ese documento. El chico lo observa y tuerce el gesto, borrando su sonrisa.
—Vienes por el caso— deduce—. En ese caso, tercer piso departamento C— informa, tecleando algo en su computador.
—Gracias.
—Debes usar las escaleras, el ascensor está en reparación.
Me limito a asentir y subir las escaleras hasta el tercer piso. Una vez frente a la puerta C, golpeo mis nudillos contra la madera y segundos después los demás oficiales me ceden el paso.
—Imagino que usted será Freya Fersby— habla uno de los hombres.
—Así es— afirmo.
—De acuerdo, puede pasar— concede el mismo, dándome paso a la sala.
Apenas piso el lugar, el olor metálico y repugnante de la sangre seca se impregna en mis fosas nasales y pongo una mueca.
Lo siguiente a lo que le presto atención es a las cinco bolsas negras que contienen los cadáveres y se encuentran esparcidos por el suelo. Una presión se hace presente en mi pecho y siento pena por esas personas inocentes que perdieron su vida. Tres de las bolsas tienen un tamaño muy pequeño, por lo que deduzco que son de niños.
Maldito asesino.
Me adentro en la sala y me coloco los guantes plásticos y comienzo la investigación. Reviso cualquier lugar del recinto en busca de cualquier descuido pero no hay... nada. Parece ser que lo tenía todo demasiado calculado.
Vuelvo a la sala y me siento en uno de los sofás. No es el más cómodo en el que estuve sentada en mi vida pero algo es algo. Observo las paredes y los cuadros colgando de forma desordenada. Uno de los cuadros me llama la atención ya que hay un hombre parado con un arma frente a lo que parece un rancho pero como todos lo cuadros son así de raros, lo dejo pasar.
Con desilusión, me levanto del sofá y casi al instante siento la parte trasera de mi vestido húmeda. Reviso el sofá y veo una gran mancha de sangre que se extiende por los alrededores de uno de los almohadones que conforma en sillón.
Corro al cuarto de baño y me reviso pero la sangre no proviene de mi. Vuelvo a paso rápido al sofá y levanto los almohadones, debajo de estos hay una gran cobija blanca que también levanto con cuidado y encuentro a un chico joven con varias heridas en el cuerpo. De las comisuras de su boca chorrea un líquido blanco amarillento.
—¡Oficial!— llamo en un pequeño grito.
El oficial entra a paso apresurado.
—¿Que sucede?
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Yeux Sombres
Mystery / ThrillerFreya Fersby, una chica joven de veintiún años. Se destaca por pensar con la mente fría y carecer de emociones a la hora de tomar decisiones difíciles. Fue estudiante de criminología y criminalística pero no pudo concluir su carrera por motivos espe...