[PROLOGO]

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Las discusiones a veces son necesarias, siempre lo diré, lo son para así poder entender muchas cosas, y muchas veces las discusiones no necesariamente son a gritos o golpes y otras veces... tienen muy buenos finales.

   —No te levantes aún —me dijo serio, tosco, indiferente, solo me quedé sentada y se sentó a mi lado.

   El ambiente era pesado, muy pesado. —¿Como lo supiste? —decidí romper el silencio.

   —¿Sangre en el piso?, lápices por la habitación todo el tiempo? ¿Navajas en el baño y cajones?, no soy tonto ¿Sabes?, el día que Klaus cancelo la salida te molestaste pero lo ocultaste y vi sangre, entonces no supe por qué había sangre pero luego; un día, entre a tu baño y un par de navajas se asomaban desde la repisa de arriba, además tu habitación está junto a la mía, más de una vez escuché como arrojabas todo de un lado a otro —explicó ya en un tono pasible.

   Las lágrimas salían en automático, no sabía que hacer o decir...

   —Te pregunte muchas veces, si estabas bien, si necesitabas algo, si querías que me quedara contigo, pero no, siempre me evitas, me evades, me niegas. Me frustraba y no supe como decírtelo... —soltó un suspiro frustrado.

   —Se me fue de las manos —admití muy decepcionada de que me viera de esa manera.

   Me abrazo y ya, no pude más, soy humana ¿okey? me tumbe a llorar, como si estuviese buscando algo que ya tenía pero estaba ciega y no quería ver, como si todo lo que necesitará estuviese allí; en ese momento, en ese abrazo.

   —Ya no quiero hacerlo —sollocé y sentí como acariciaba mi cabello.

   —Entonces damelas —murmuró...

¿?

   —¿Que? —no pensaba bien, estaba muy sensible y frágil. Aún que era obvio.

   —Las navajas, no son las únicas que tenias, vamos damelas todas y cada vez que quieras hacerlo habla conmigo —pidió. ¿conocen esa sensación en la que sienten que lo único que hacen es pesar, es ser una carga? Así mismo me sentía yo.

   —Yo, no...-

   Puso un dedo sobre mi boca callando lo que sea que iba a decir. —Shht... no quiero escuchar más excusas, solo damelas —repitió y me jaló de la mano hasta mi habitación haciéndome señas para que accediera a entregárselas.

   Rebusque en mi uniforme, en el baño, el buro y las mesitas y las saqué, si... eran muchas... unas ¿10? Bueno no me podía quedar sin ella, o eso creía yo.

   Por su cara mostraba sorpresa, pero a la vez alivio. Las tomó y las metió en una bolsa y luego en su saco. Yo estaba apenada una vez más.

    Baje la cabeza tratando de esconderme, de mi. Paso su mano por mi mejilla, y lenta pero cuidadosamente se acercaba a mi, me sostenía como si fuera a romperme en mil pedazos.

   Los nervios se apoderaron de mi, y entonces mis pensamientos me traicionaron.

¿Y Klaus?

¿Y si no le gusta?

Nunca has besado a nadie...

Patética...

   Y... se acercaba más y más a mi, y yo que solo veía esos lindos ojos verdes...

𝓔𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓪𝓭𝓪 𝓭𝓮  𝓾𝓷𝓪 𝓶𝓮𝓷𝓽𝓲𝓻𝓪. [ᵗʰᵉ ᵘᵐᵇʳᵉˡˡᵃ ᵃᶜᵃᵈᵉᵐʸ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora