Oscuridad y deseo

INTRODUCCIÓN

Introducción

Nunca me he considerado una mojigata, pero tampoco una zorra. De hecho, no me considero nada de lo que esta sociedad nos hace creer para rebajar a una mujer por disfrutar de su vida sexual. Porque hagas lo que hagas, jamás tendrás contentos a todos; no tienes sexo: eres una recatada, virgen, inocente; tienes sexo: eres una zorra, resbalosa, de lo peor. Hagas lo que hagas, siempre habrá quien tenga algo por decir, o querer.

En mi caso, me gusta tener sexo, no por la idea de complacer al otro... realmente me gusta coger para subir mi ego, el saber que puedo tener al que yo quiera es sumamente reconfortante. Y a veces me cogen bien, a veces regular, a veces sin duda alguna no volvería a repetir. Pero siempre busco primero mi placer, es lo primordial. Que el otro llegue a sentirlo, me da igual.

Nunca suelo invitar, todo lo contrario. Llegan a mi como depredadores, solo elijo a quien — o quienes —, darles una noche conmigo. No me escondo, sé que tengo un problema con el sexo, y es que no puedo dejar de tenerlo. Me considero una persona muy sexual, he estado con hippies que me han dicho que mi «energía», incita a lo sexual; con los típicos «todas mías» que creen que me cogieron, pero no fue así. Yo no me vine, ellos sí. Tampoco me gusta hacerles creer que lo hicieron bien, si no me gusto lo digo. Creo que por eso me buscan tantos, porque soy directa y sé cómo hacerlo.
Pero hay uno... que muero por tenerlo. Él no parece interesado en mi, y no me sorprende, no es como los demás. De eso estoy segura. Eso es lo que me atrae a él; lo he estado observando por un tiempo, en Instagram no tiene fotos y en snapchat rara vez sube algo, su Facebook esta privado y por eso le envié una solicitud de amistad, la cual no ha aceptado en días. Prácticamente es un fantasma en las redes sociales, pero no hay problema. Tarde o temprano, será mío.

Aunque, el problema de ser alguien como yo, es que luego llegan muchos valientes a creer que, por ser una mujer que disfruta de su vida sexual, obligadamente tengo que acostarme con ellos. Y siempre que los rechazo y les digo mis más sinceras razones, se ofenden y me pretenden insultar con un «puta usada».
No me ofende, de hecho, ya es normal para mí que me llamen de esa forma, incluso una que otra mujer. Me gusta tener sexo, como a cualquier persona, ¿Es un crimen que lo tenga? No creo. Y eso no me va a detener.