PARTE IV

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Parte IV

— ¿Donde estabas? — preguntó Ramiro

— Perdón, estaba buscando el baño y me perdí. Es demasiado grande este lugar — reí mientras me sentaba en una de las sillas

— No te preocupes, yo me quede dormido. No puede ser que toque cinco minutos el asiento del coche y caí rendido — le da un trago a su cerveza — Es por la escuela y el trabajo

— Entiendo...

Antes de salir de los vestidores, me medio arregle para no verme tan... alborotada. No puede ser que me haya dejado así, pensé que era parte del juego sexual extraño... pero no puedo evitar excitarme nuevamente al recordar. Ni siquiera me dejo su numero, o algo así. Pero de todas formas, nos tendremos que cruzar en la escuela

— Te puedo llevar a casa, si quieres claro. Ya es algo tarde y mañana hay escuela, o al menos para mí

— Si, claro

Ambos sonreímos y nos levantamos, de camino al coche de Ramiro: — ¿Estás bien? Te noto algo... desconcertada

— ¿Yo? No, no. Claro, estoy bien. Solo que... — pensé en una excusa — El alcohol y eso, creo que me pegó más de la cuenta

— Ya, lo bueno que a mi se me bajo, para poder manejar. Que bueno que me dormí, ¿No?

— Si...

Llegando a su coche, tomo a Ramiro por la espalda y a su vez lo volteo, para toparme con su rostro confundido y besarlo. Su aliento a alcohol se encuentra con el mío y mis labios rojizos chocan con los suyos, sus manos se van a mi cintura sujetándola con fuerza mientras que las mias rodean su cuello, me separo del beso y digo: — ¿Quieres ir a mi casa? Vivo sola, bueno, tengo un roomie pero no molesta

— Me encantaría — responde Ramiro sonriendo

Entrando a la casa que rentamos Marcos y yo, rápidamente le digo a Ramiro donde está mi habitación, en lo que voy casi corriendo a la de Marcos: — Hey — lo sorprendo mientras el esta en su laptop — Traje a alguien, no molestes

— Ni quien quiera molestarte, pero si se me antoja me les uno

— ¡Ni siquiera lo pienses! No haré de nuevo eso, luego los volteas y te los quedas

Marcos se rio por lo bajo y respondió: — ¡Ni modo!

Los recuerdos invaden mi mente: era de mis primeros tríos, con dos hombres claro. Uno de ellos, Marcos. Es bisexual entonces... o más bien, no le interesa, solo le gusta tener sexo y ya. El chico en cuestión si era cien por ciento hetero pero pues... la curiosidad mato al gato y ahora creo, dicen las malas lenguas — o sea, Marcos —, que es gay. Al menos descubrió su real yo

Cierro la puerta detrás de mi, para ir a mi habitación y ver a Ramiro sentado en mi cama, observándola:— No pensé que te gustara el anime — dijo señalando con la mirada mis posters de Naruto

— Si, bueno, todos tenemos un pasatiempo — dije mientras me quitaba el vestido y dejaba mi torso desnudo

Ramiro inmediatamente puso su mirada en mi, observando detalladamente mi cuerpo, por lo que se acercó y me ayudó a quitarme el vestido. Comenzamos a besarnos y ahora de mi mente no podía sacarme a ese chico, y no lo haré: — Sé que dije que no quería esto, pero, es imposible no caer ante ti — dijo Ramiro con la voz agitada — Pero aún así, me interesa conocerte

— Puedes conocerme, pero créeme que no te gustará

— Pruébame

Lo empujó contra la cama, haciendo que, cuando sus piernas chocan con el borde, caiga acostado y yo sobre él. Nos reincorporamos mejor y esta vez el encima de mi, besándome y teniendo control sobre mi. Pero no era lo mismo, no se sentía como él. Toda esa pasión y lujuria que sentí, no estaba aquí. Se la había llevado y era mi trabajo recuperarla, pero no aquí, no con Ramiro. Aunque, una cogida no se le niega a nadie.

Ramiro y yo de un momento a otro estábamos completamente desnudos, jadeando de placer y mojándonos con nuestros fluidos. No era el mejor sexo pero, al menos la tenia grande — lo cual es inútil si no la sabes usar —, pero en ciertas posiciones se siente de maravilla. Me subí encima de él, era mi momento de montarlo y que supiera lo que era tocar el cielo, con mis caderas comencé a hacer movimientos circulares mientras su pene estaba dentro de mi, lentamente coloqué mis pies sobre sus piernas para poder hacer impulso al momento de brincar, y comencé: me recargue de la pared para tener más agarre y cansarme menos, mi trasero comenzó a rebotar en sus piernas y sus quejidos y jadeos hacían que me mojara más, sus manos se encontraron con mis pechos los cuales estaban rebotando gracias a mis brincos contra su pene, los empezó a acariciar y no sabía que me excitaba mas: su rostro de placer, sus gemidos o sus caricias en mis pezones. De pronto, sentí una mano en mi espalda, lo cual me hizo voltear de sorpresa: Marcos. Estaba ahí parado, desnudo mirando todo el espectáculo. A Ramiro parecía no importarle, de hecho, creo que lo excito más. Marcos tomo mi rostro mientras Ramiro estaba dentro de mi y comenzó a besarme suavemente. Con su mano libre, bajó a mi clitoris y lo masajeo mientras Ramiro tomaba mis caderas y me penetraba, una de mis manos bajo al pene de Marcos y lo comencé a masturbar. Con la habitación llenándose de los jadeos y gemidos de los tres, Ramiro se vino dentro de mi — tomo la píldora, así que no me preocupe —, pero no me importo y comencé a moverme, vi de reojo a Ramiro poner los ojos en blanco y apretar mis caderas con mucha fuerza, tanta que me hizo soltar un quejido de dolor. Marcos me quitó de encima de Ramiro y me puso en cuatro. Haciendo que, el otro, quedara debajo de mi, justo con su rostro en mis pechos. Ramiro comenzó a masajearlos y jugar con ellos y su lengua, mientras Marcos me penetraba lentamente, masajeando mis glúteos. Sentí una mano — que a estas alturas ya no tengo idea de quién —, bajar por mi abdomen hasta tocar a mi clitoris y darle masajes. En mi cara se podía ver Lo extasiada y excitada que me sentía, estaba siendo penetrada y masturbada de todos lados. Sentí como un dedo mojado comenzó a darle masajes circulares a mi ano, eso hizo que mis ojos se pusieran en blanco. Y así, Marcos empezó a penetrarme con mas fuerza mientras me nalgeaba y dejaba su dedo en donde lo coloco, mientras que Ramiro seguía chupando y lamiendo, su otra mano estaba masturbandose así mismo. Un gemido, casi grito, de placer que provino de la boca de Marcos me dio a entender que se había venido. Pero aún así siguió penetrando con la misma rapidez y fuerza, lo que hizo que llegara al climax y de mi boca saliera un chillido de placer, y de mi vagina saliera un fluido disparado, Marcos salió de mi y con su mano empezó a meter sus dedos rápidamente: — Eso perra, correte para mí — mis piernas no podían soportar mas, todo mi cuerpo se encontraba temblando y en su máximo punto de lujuria y excitación, mi corazón estaba palpitando a mil por hora. Escuche como Ramiro soltaba un gemido largo, el también se había venido nuevamente.



— Cuídate — le sonreí a Ramiro despidiéndolo de la casa, espere a que se subiera al coche y se fuera para cerrar y dirigirme a mi cuarto, donde se encontraba Marcos aún desnudo

— No me mires así, vine a tu rescate

— No te estoy reclamando. Esta bien. No lo estaba disfrutando

— ¿Para que están los amigos si no es para ayudar a venirte? Ahora ven y devuélveme el favor

Reí — Salte, quiero dormir

Oscuridad y deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora