PARTE II. II

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PARTE II

— Y bien, ¿Qué me cuentas de ti? — preguntó Gabriel mientras se llevaba un bocado de tostada a la boca

— Pues... — pensé — No hay mucho que contar. Vivo aquí desde que nací, mis padres están divorciados pero llevan una buena relación... — iba a continuar hablando, pero Gabriel me interrumpió

— ¿Cuando fue la última vez que te enamoraste?

Me tomo de sorpresa su pregunta, pero no se lo hice saber: — ¿Por qué quieres saber eso?

— Fácil. Cuando una mujer decide darle fin al amor, y centrarse únicamente en tener sexo, es porque alguien la dañó

— No todo se trata de amor — le di un sorbo a mi café — Además, solo me gusta tener sexo y ya

— Haré como que te creo — sonrió — Yo he tenido muchas novias... pero, nunca me he sentido enamorado. Fingía y me obligaba para ver si así podía sentirlo. Pero ni así

— ¿No te da remordimiento haber fingido?

— Ni un poco

Ambos reímos y nos dispusimos a continuar desayunando, la universidad estaba a unos diez minutos de ahí así que no había necesidad de regresar a casa

— Entonces espero a que termine tu ultima clase, y nos vamos juntos — dijo Gabriel antes de entrar al campus

— Si, y si no es molestia, quisiera pasar a mi casa a cambiarme

— A mi me suena a un rapidín, esta bien — sonrió y a la misma se fue

Habíamos quedado en ir a una fiesta, cumpleaños de un amigo en común. Ni tan amigo a decir verdad, pero lo suficiente como para invitarme a su fiesta si.



Viernes por la noche, y como de costumbre, me encontraba en una fiesta. Alcoholizándome y bailando junto a unas chicas de mi salón — Salma y Jimena —, mientras de fondo sonaba Bad Bunny. Gabriel y yo en cuanto llegamos, tomamos rumbos diferentes, pero esta bien, nunca hemos pasado alguna fiesta juntos porque siempre la terminamos en mi cuarto o en su coche.

Mientras mis caderas se movían al ritmo de la música, Salma decidió ir por otras bebidas para nosotras: — El chico de allá... — me interrumpió Jimena — ... no ha dejado de verte en toda la noche — voltee a la misma y me encontré con un castaño sentado en una de las pocas sillas que había en la casa, supongo que el cumpleañero guardó las de la casa y dejó unas cuantas de plástico. No lo culpo, a veces las fiestas salen de control. Sonreí mientras notaba como su mirada iba inspeccionando todo mi cuerpo de arriba a abajo. Es apuesto, pero, paso. Me di vuelta con Jimena y continuamos bailando, la música seguía siendo reggaetón pero del lento. Tome a Jimena de la cintura y la pegue contra mi cuerpo, no era la primera vez que bailábamos así. De hecho, no era la primera vez que estábamos tan cerca. Jimena es de esas chicas curiosas, y a mi me gusta el sexo... claro, no me considero homosexual, solo me gusta coger y ya está. Y lo que se venga es bueno, dirían por ahí. Mientras nuestros cuerpos seguían moviéndose muy juntos al son de la música, el sudor comenzó a bajar por nuestros vestidos pegados y el ambiente se puso tenso. Jimena me tomo del cuello pegando su cara contra la mía.

Estuvimos a punto de besarnos pero llegó Salma con las bebidas y decidimos ir a sentarnos un rato

— Me sorprende que no hayas ido tras el chico que te miraba — comentó Jimena

— Si... es que hoy no tengo ganas — respondí para después darle un sorbo a mi vaso de tequila con jugo de lima

— ¿Tu sin ganas? Bah...

— A veces pasa...

— Yo creo que es Gabriel — respondió Salma riendo — Te trae ahí, ¿No?

— ¿¡Qué!? Por su puesto que no, nada que ver

— ¡Ay por Dios! En el campus siempre vemos como se comen con la mirada, y no creas que no hemos visto cuando se escapan a los baños o se van juntos — respondió Jimena — Hay algo ahí

— Bueno si... estamos cogiendo, pero solo es eso y ya

— ¿Solo eso? — preguntó Salma

— Y nada más — continúe bebiendo

— Si es solo eso... — Salma, quien ya se veía ebria, habló — Te retó a que te cojas al chico que dice Jimena

La miré con descaro para después tirarme una carcajada: — Estas loca — respondí

— ¡Entonces si te gusta Gabriel! — respondió Jimena

— ¡Bien! Ustedes ganan, solo para demostrarles que no es así, me cogeré al tipo — me termine mi vaso de golpe — Son unas perras

— Aún así nos quieres — respondió Salma sonriendo

Cuando me levante del asiento, intente buscar a Gabriel por alguna parte, pero hacía ya tiempo que no lo veía cerca. No le tome importancia y fui hacia al chico que mencionó Jimena: — ¿Quieres bailar? — le pregunté y el alzo la cabeza con sorpresa

— Claro, preciosa



Al menos me servirá para demostrarme que si puedo coger con otra persona que no sea Gabriel.

Oscuridad y deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora