Prometí un smut navideño pero siento que este es mejor jaja
Es el smut más tierno que van a leer, se lo juro
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Martín resopla en su almohada mientras Juan se mueve a su lado, la suave luz amarilla se desliza debajo de las cortinas, despertándolos. Juan rueda sobre su estómago, deslizando un brazo alrededor de la cintura de Martín y acariciando su cuello, besando su piel cálida y adormecida.
Martín suspira y deja que el cabello de Juan le haga cosquillas en la barbilla, inhalando su aroma y disfrutando del calor de su cama y el calor corporal compartido. Pasa un brazo alrededor del cuello de Juan, con los ojos aún cerrados. Puede sentir sus pestañas revoloteando contra su piel y sus dedos dibujando patrones sobre la protuberancia de su cadera.
Juan suspira, y todavía está medio dormido, sus ojos no están dispuestos a abrirse, pero Martín es tan suave y tierno por la mañana y cálido, dócil y somnoliento. Martín es una de sus cosas favoritas en el mundo. Martín hace su pequeño sonido de resoplido de nuevo, el que hace cuando está cansado, aturdido y cálido, y es tan lindo que Juan casi abre los ojos y lo besa. Casi.
Martín se mueve bajo el brazo de Juan, gimiendo en voz baja debido a su peso muerto. Juan finalmente abre los ojos y levanta el brazo, dejando que Martín se acurruque en su pecho. Envuelve sus brazos alrededor de él, acariciando su cabello y acariciando su piel, y es tan suave y tersa y Juan sabe exactamente cómo sabe a esta hora del día y eso hace que su corazón se acelere.
Martín murmura algo ininteligible y Juan alisa su mano por los bultos de su columna, besando su cabello y acercándolo a su pecho. "Buenos días", dice Martín de nuevo.
"Buenos días", responde Juan, sonriendo a los pelos de Martín, que murmura algo más y presiona su rostro contra el pecho de Juan, presionando sus manos contra las suyas. "¿Dormido mi niño?" Juan pregunta, colocando un mechón de cabello detrás de la oreja de Martín.
"Frío", dice Martín, " tengo frío".
"Quizás no deberías dormir desnudo, entonces", dice Juan y lo abraza con más fuerza, frotando su mano sobre su espalda para calentarlo. Martín hace un ruido de agradecimiento en el fondo de su garganta. Se quedaron ahí por un rato, Juan presionando perezosos besos en la frente y las mejillas de Martín, pasando una cálida mano por su espalda. Martín comienza a moverse después de un rato, volviéndose para mirar a Juan, el cabello cayendo sobre sus ojos.
El chico mayor le da un breve beso y frota su nariz contra la de Martín, sonriéndole. "¿Quieres bañarse para calentarte?" murmura.
"Sí", dice Martín, y su voz es aún más lenta por la mañana. "Sí, ¿me lavarás el pelo?"
Juan lo besa de nuevo. "Por supuesto que sí, bebé. No sería un buen baño si no lo hiciera."
Martín sonríe y se escapa del agarre de Juan y del edredón, envolviendo sus largos brazos alrededor de su torso para protegerse del repentino escalofrío. Juan sigue su ejemplo, colocando una mano en la parte baja de la espalda de Martín y llevándolo al baño, encendiendo la calefacción en el camino.
Juan pone el agua caliente y la deja correr mientras se lavan los dientes uno al lado del otro, Martín sonriéndole a Juan en el espejo. Cuando se inclina para escupir, Juan le pellizca el trasero. Martín finge verse escandalizado y ambos ríen adormilados.
Cuando terminan y la bañera está llena, Martín se da la vuelta para meterse en la bañera y Juan se mete la mano sigilosamente debajo del fregadero para agarrar su "lubricante de ducha", como lo llama Martín. Lo coloca en el suelo junto a la bañera cuando Martín no está mirando y lo ayuda a entrar, sujetándole el codo porque está cansado y todavía camina con las piernas temblorosas. Juan sube detrás de él, colocando su espalda contra la pared de la bañera y Martín colocando su espalda contra el pecho de Juan. Se sienta entre las piernas de Juan y mete la cabeza hacia atrás en su cuello, suspirando con satisfacción y estirando la mano para cerrar el agua con el pie.
