"Juan," Alejo abre la puerta de su oficina. "Este es su nuevo asistente, Martín Vargas. Está en la universidad y lo necesita para las horas de prácticas".
El chico nuevo saluda y se muerde el labio con una sonrisa. No puede tener más de 20 años y parece pertenecer a la industria del porno. Es un adorable jovencito y Juan no sabe cómo va a sobrevivir sin follar con él.
"Es un placer conocerte, Martín", asiente.
"Mucho gusto. ¿Hay algo que necesites? " Martín pregunta, rebotando sobre las puntas de sus pies.
"Si quieres estar ocupado puedes traerme un café. Leche descremada, un azúcar ", instruye Juan. Martín asiente y se va rápidamente.
"Déjame saber cómo está, tengo que informar a su universidad y decirles como va en su trabajo. Buena suerte con él ", sonríe Alejo, golpeando ligeramente el marco de la puerta con el interior de su mano y regresando a su propia oficina.
"Aquí está su café, señor", dice Martín, entregándole una taza a su nuevo jefe. Juan toma un sorbo, tarareando.
"Perfecto. Gracias, Martín," dice, dejándo el café en su escritorio.
"De nada. ¿Algo más, señor Isaza?" Martín pregunta, moviendo sus pestañas hacia él coquetamente, y si Juan se preocupa menos por su trabajo, bueno, su polla estaría entre los labios de este chico.
"¿Por qué no te sientas y te ves bonito mientras hago este proyecto?" dice Juan, escribiendo en su iMac.
"¿Verse bonito? Puedo hacer eso ", dice Martín, sentándose frente a su jefe.
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En el transcurso de las próximas dos semanas, Martín siempre se burla un poco de Juan, queriendo irritarlo de todas las formas posibles. Ha estado pensando mucho en él, en lo mucho que quiere que lo folle. Durante unos seis meses, ha sido camboy en uno de los sitios de pornografía gay más populares. Necesita el dinero para poder terminar la escuela. Quiere seguir siendo profesor, piensa, o tal vez incluso enfermera o algo así. Definitivamente es una persona sociable y ama mucho a los niños, pero la escuela es cara y necesita cada peso.
El sitio paga bien y es muy divertido de hacer eso, lo admite. No es que tenga que tener sexo con hombres extraños, solo tiene que jugar consigo mismo ante la cámara y jugar con su variedad de juguetes. Actualmente no tiene novio y, de todos modos, es difícil pasar más de unos días sin salir.
Después de su primer día de trabajo, tuvo un espectáculo a las 9 en punto para todos sus seguidores. Mientras esperaba a que todos vinieran, habló sobre Juan sin usar ningún nombre.
"Acabo de conseguir un trabajo y hoy fue mi primer día. Mi jefe es tan sexy ", habla Martín mientras desliza su consolador rosa favorito. "Dios, todo en lo que podía pensar era en sentarme sobre su polla. Quiero que me incline sobre su escritorio, que me folle duro hasta que supere su apellido. Quiero llamarlo daddy".
Martín jadea, pasando una mano por su pecho y pellizcando uno de sus pezones. Sus mejillas se sonrojan solo de pensar en ello. "Mm, es tan lindo soñar, ¿no? Supongo que tendré que fingir que este pequeño juguete es él por ahora ".
Se pone a trabajar y monta el consolador hasta que se corre por todo su estómago, imaginando que Juan es el que está debajo de él. Se convierte en algo para él.
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Desearía que Juan renunciara a esta fachada y se lo follara. Y si se necesita un poco de burla para llevarlo allí, bueno, Martín básicamente tiene un título en eso.
Lleva un par de bragas de encaje negro debajo de sus ajustados jeans negros y usa una camiseta blanca con cuello redondo que probablemente es demasiado baja para ser considerada casual de negocios. Durante todo el día, se asegura de agacharse y exponer el material de encaje, y cuando escucha toses incómodas de su jefe, lo considera un trabajo bien hecho.
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"Villamil, en mi oficina, por favor", dice Juan con severidad, asomando la cabeza fuera de su oficina y mirando uno de los cubículos. Villa suspira y refunfuña algo a sus compañeros de trabajo y se levanta.
