Parte 12

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Armando.- Es muy bella esa canción Beatriz, muy bella.

Betty.- Mi mamá siempre decía que no se deben cantar villancicos hasta el día de Navidad, que antes hay que cantar cantos de esperanza... conseguía recordar la música, pero era incapaz de dar con la letra, hasta hoy... ¡uf, me he emocionado!, no puedo evitarlo cuando hablo de mamá, aún la extraño mucho.

Guiller, reclinándose sobre el pecho de su mamá, pues está sentado en su regazo.

Guiller.- La abuelita Julia te cuida dezde el zielo, mami... ez tu ángel ¿vegdad?...

Betty.- Claro, mi amor, claro... ¿seguimos, Margarita?...

Y siguieron. El americano estuvo todo el tiempo muy atento, siguiendo las oraciones con el librillo que le había dado Armando y cuando concluyó, dijo con sonrisa feliz.

Mr. Stevenson.- Ha sido mucho bello rezag con vosotuos la Novena... es lindo que la familia guece junta... mucho bello... God blessed...

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Armando acaba de terminar de leer su cuento a Guiller, que ya duerme. Betty y él salen juntos del cuarto del niño y se dirigen al cuarto de él. Han pensado en entrar por él, por si el gringo los ve, desde el dormitorio principal, hay una puerta que comunica con la habitación que ocupa Betty, y que en otros tiempos era la habitación de los bebés y las nanas, por eso hay una cama de adulto.

Betty.- Bien doctor, ya pasamos el día de hoy y todo salió bien, mañana pasarán el día en la empresa y en los puntos de venta, así que solo tendremos que repetir la sesión de hoy... verá como saldremos de esto sin problemas...

Armando.- Yo te estoy muy agradecido Betty, no solo por querer ser mi familia y compartir a Guillermo conmigo, a causa de los negocios, sino porque realmente, lo estoy pasando muy bien, me hacen sentir... completo... yo creo que les voy a extrañar mucho cuando... cuando pase todo esto...

Betty, le mira sorprendida y siente que se ruboriza, percibe una extraña calidez en el ambiente.

Betty.- Nos seguiremos viendo... yo iré cada día a Ecomoda, para la obra...

Armando, la toma por los brazos y la acerca a él. No piensa lo que hace, solo se deja llevar por sus sentimientos.

Armando.- Beatriz yo... yo siento cosas por ti, cosas que no acierto a explicarme, no se muy que me pasa, solo que deseo estar contigo y con Guillermo, y cuando no están los extraño... me gustaría que... me gustaría que nos conociéramos mejor...

Betty, está aturdida, ella también siente cosas por Armando, es más se da cuenta que se está enamorando de él, a pasos agigantados. No le supone esfuerzo hacerse pasar por su esposa, llamarle mi amor, o atender su casa y sus invitados. Le gusta tenerlo cerca, sentirlo y cuando él la besa educadamente en la mejilla a modo de saludo, ella siente como una fuerte corriente de energía se establece entre ellos... pero tiene miedo, más que por ella por Guiller, no quiere que el niño sufra una desilusión.

Betty.- Armando yo no quiero confundirme, ni que te confundas tú, y sobre todas las cosas no quiero confundir a mi hijo, solo tiene cuatro años y no debe sufrir, no puede sufrir...

Armando.- Yo nunca haría sufrir a Guillermo, ni a ti... en pocos días me han dado tanto, solo que... ¡ah, Betty, la deseo tanto, tanto que hasta me duele!...

Y tomando su cara entre las manos, rozó con ternura, sus labios con los de ella.

El beso que Armando inició, apenas si llegó a ser beso. Dulcemente, pero con firmeza, Betty apoyó las manos en su pecho y lo separó de ella.

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