Parte 3

156 20 0
                                    

Don Roberto.- Armando, no olvides que estás hablando con tu mamá, no le faltes al respeto...

Armando.- Disculpa mamá, pero ya sabes como me pone este tema...

Don Roberto.- ¿De dónde ha sacado ese señor que Armando estaba casado y tenía un hijo?...

Calderón.- De Gabriela...

Todos.- ¿Cómo?...

Calderón.- Es que por lo visto este tipo, entre sus manías, tiene la de considerar que un hombre que ha cumplido los treinta años y aún está soltero, es un inmaduro y un inestable, por lo tanto, poco digno de confianza. Así que cuando todo estaba listo para firmar el convenio con nosotros, salió con la preguntadera personal sobre ti y Gabriela, pues le vendió que eras esposo y papá, sin pensar nunca en que se iba a empeñar en pasar las fiestas acá y en conocer a tu familia... si se entera que le hemos mentido, bueno que Gabriela le ha mentido, seguro que la despide y lo peor, perdemos el negocio...

Armando.- Pero bueno esto es inaudito, ¿cómo vamos a solucionar semejante embrollo?... necesitamos esta sociedad, si no la conseguimos vamos a tener problemas de expansión de mercado...

Calderón.- Y Gabriela necesita su empleo, está muerta de la angustia.

Don Roberto.- Bueno, pero se podrá hablar con ese señor, ¿no?... explicarle que ha sido un malentendido, que Gabriela se confundió de hombre, no se...

Calderón.- Eso le dije yo, pero por lo visto el tipo una vez que toma una decisión, no se viene a razones y está decidido a pasar las Navidades acá...

Marcela, sonrió feliz.- Ya lo tengo, nos hacemos pasar por matrimonio, tú y yo... a fin de cuentas, no sería tan extraño...

Calderón.- ¿Y el hijo?... ¿te da tiempo de parirlo y ponerlo crecidito, de aquí a Pascuas?...

Doña Margarita.- No seas irónico, Mario...

Marcela.- Aura María tiene un chico, podríamos decir que es nuestra nana y el niño nuestro hijo, solo será un día, a lo sumo dos, Nochebuena y Navidad.

Calderón.- Serán más días...

Don Roberto.- ¿Cómo cuántos días?...

Calderón.- No lo sé, por lo visto el tipo se informó de las costumbres navideñas colombianas y leyó todo sobre la novena de Navidad, claro pues quiere estar presente unos días antes, para rezarla con la familia...

Armando.- No, si encima me va a poner a rezar... por Dios, hace años que no hacemos la novena, desde que murió la abuela...

Don Roberto, con nostalgia.- Es cierto, mi mamá, siempre nos reunía frente al nacimiento y todos juntos, la rezábamos y luego cantábamos villancicos, era muy hermoso...

Marcela.- Lo mismo es, dos días que cinco, serán pocos... Tendré que hablar con Aura María...

Armando.- ¡No!... ni se te ocurra, no simularé que soy tu esposo, ni que tenemos un hijo... ni jugando, vivo yo esa experiencia...

Marcela.- ¡Tanto me desprecias!...

Armando.- Tanto me cansas, Marcela... me agotas... no recuerdo época de mi vida, más agotadora, que los tres meses que estuvimos de novios, hace tres años, por si eso resultaba...

Marcela.- ¿Por si resultaba?... Yo te amo Armando y tu decías sentir cosas por mí...

Armando.- Por si resultaba, por si mi mamá era más feliz, por si por fin tú, al haberme conseguido, me dejabas respirar... pero ni modo, la experiencia fue para no volverla a repetir.... te lo dije en su momento y te lo digo ahora, nunca más, Marcela, ni simulando...

Una Familia Para Navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora