Era mi primer día con supervision en los ejercicios prenatales, me sentía demasiado nerviosa sé que aún faltaban algunas semanas para que naciera mi bebé pero aún así la fecha estaba más cercana con cada día que pasaba.
—Pensé que nos veríamos allá —Me sorprendió ver a Leo afuera de mi puerta
—Como es el primer día no tenemos que llegar tarde —Se cargo mi maleta al hombro no entendía como a pesar de todos mis desaires seguía conmigo. Creo que después de todo era bastante masoquista.
—Son -miré mi reloj —las 8:30 de la mañana, podemos llegar a las 10 sin problema.
—Pero iremos a desayunar —Me miró con una sonrisa ladeada —-Es un buen día para pasar por esos pastelillos que tanto te gustan. —Sonreí emocionada, hacia mucho que no iba y enserio amaba esos pastelillos.
Condujo casi al otro lado de la ciudad para poder llegar por mis pastelillos preferidos, le agradecia tanto todo lo que hacia por mí, no cualquiera manejaba por las calles de Londres por 1 hora en epocas navideñas. Pero sin duda había valido la pena, eran demasiado deliciosos, esponjositos, rellenos y que sólo probarlos tu paladar tenía una deliciosa fiesta de sabores.
Nos sentamos en una mesa del fondo podíamos ver la increíble vista de nuestra ciudad natal, y platicar de cualquier cosa que se nos ocurriera, me sentía cómoda con él Aunque en ocasiones me perdí en mis pensamientos.
—Ponte la gorra y los guantes Eliza —Me miró mal cuando estaba por quitarme el abrigo y todo lo demás —No quiero que te enfermes y luego estés llorando por que te sientes mal
—Eres bien gruñón, aparte le lloraría a mi nana no a tí —Le saque la lengua como cual niña chiquita.
Eran fechas decembrina el frío se intensificaba en estos tiempos el otoño estaba por desaparecer aunque algo más interesante que el cambio de las estaciones era la llegada de la Navidad, hace un año exactamente estaba nerviosa por que el 2 de enero partiría a Canadá para olvidarme justamente del hombre que tenía frente a mí y empezar mi aventura lejos de todo y de todos. Y aunque no fue como yo esperaba, si me dio nuevas experiencias.
—Caminaremos hasta el centro prenatal —Lo miré sorprendida —Está a sólo 4 calles Els y el caminar te hace mucho bien
—Pensé que estaría más lejos. —Negó y empezamos nuestro recorrido con un chocolate caliente para amenizar nuestro caminata.
Las calles de Londres me fascinaban en esta época, las calles se vestían de blanco por la nieve y las casas y todos los alrededores lucían colores navideños en todo su esplendor así que la caminata con esta belleza de vista era más un paseo que una obligación. Leo al igual que yo disfrutaba la vista y sonreía cada que lo miraba, podíamos platicar de todo lo que se nos ocurriera y era algo que agradecía.
—¡Eliza! — Su voz me sorprendió que volteé de inmediato a ver al dueño de ese gritó, traía su bebé en brazos. —Regresaste de Canadá!
—Tuve que hacerlo —Acaricie mi estómago
—Luces muy embarazada y aún así sigues siendo demasiado hermosa —Sonreí a Adrien después de todo seguía siendo amable, a pesar de lo que pasó no sentía ningún odio hacia él, la vida se encargaba de pasarnos factura y yo mas que nadie lo sabía. —Después de todo siempre fue él —Observó a Brooks y después a mi con nostalgia sólo asentí prefería que así lo pensará.
—El niño se parece mucho a tí —Sonreí
—Dicen que tiene mis ojos y mi sonrisa —Era verdad y aunque ya lo había visto por Instagram, en persona sus facciones se asemejaban más a las de él.
ESTÁS LEYENDO
Siempre Has Sido Tú
Teen FictionSegundo libro de "Quiéreme" Eliza Taylor en este libro ya ha crecido ya no es la chica tonta y débil que vimos en el primer libro, su relación con Adrien es más estable así como con todas las personas que la rodean. Pero no todo será color de rosa...