¿que podría salir mal?

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Creo que el alcohol no es bueno para mí, siempre termino de la peor manera.

Mis ojos se sentían pesados si acaso pude abrir uno y observar al chico de mi lado, que dormía plácidamente. Me levanté intentando hacer el menor ruido, quizás si no me ve cuando despierte pensará que fue una ilusión o un sueño y esto nunca pasó. Aunque con mi pésima suerte podría pasar todo lo contrario.

Salí de la habitación lo más silenciosa que pude, nunca había abandonado a nadie, pero la última vez que pasé por esto arruine mi vida por dos años, no podía perder su amistad y mucho menos esperar que resultará esto. Ni siquiera solo como una aventura, no debía enterarse.

En los pasillos y escaleras todo parecía  seguir igual, bailaban tomaban y todo continuaba. Aunque muchas personas también ya se habían ido, tal vez la mitad. Busque con la mirada a la única persona que podría ayudarme a salir de mi gran apuro

—Necesito tu ayuda —Me acerque a Megan que estaba en pleno faje, odiaba interrumpirla pero enserio me urgía su ayuda.

Fue conmigo más a fuerzas que nada, pero enserio la necesitaba y su chico no estaba nada lindo, le había hecho hasta un favor de alejarla.

Le platique mi plan y aunque quizás no era lo mejor que había planeado en mi vida esperaba que diera resultados para no perder una bonita amistad.

(...)

—¿Dónde estabas? —Ezriel me analizaba de pies a cabeza.

—Me quedé en alguna habitación dormida —Señale la parte de arriba, me era demasiado complicado mentirle a él.

—Espero que no hayas cometido ninguna estupidez Eliza —Arquee una ceja y esperé a que me aclarara lo que estaba diciendo —Hueles a mentira Els que casualidad que Leo y tú desaparecieron al mismo tiempo.

—Yo no estaba con Leo, de hecho estuve sola casi toda la noche por eso me subí a dormir —Me volvió a analizar de pies a cabeza

—Sabes que te quiero y odiaría que volvieras al mismo círculo vicioso —Entendia a lo que se refería ahora sí.

—He hecho una promesa Ezriel y la cumpliré lo prometo, y no sabes cuánto te agradezco que te preocupes por mí pero te lo juro, no estuve con Leo esta noche. —Ahora sí lo miré directamente a los ojos.

—Esta bien, te creeré está vez Els —Dejo un beso en mi frente, enserio no sabía que hice para tener al mejor amigo del mundo.

Por suerte para mí, Leo no se había cruzado en mi camino a ninguna hora de la noche, más que en la barra pero él no me había visto a mí así que se podría decir que seguíamos sin cruzar destinos.

Aún era muy pronto para volver a verlo, sólo han pasado 3 meses y medio  de  mi partida hacia Canadá. Simplemente no quería toparmelo y que todo lo que he construido dentro de mí se derrumbe, he decido que no podía seguir engañandome más y tomaría el consejo de mi frase favorita, era de un poema que había leído hace tiempo de Jaime Sabines, y que tenía tanta razón.

"Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad."

Mi plan de alejarme de él por un tiempo o quizás para toda la vida seguía en marcha. 5 años serían indispensables para poder sacar todo ese amor propio que necesitaba y no había podido darme estando rodeada de los hombres que me habían hecho odiarme por completo.

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero a mí parecer la distancia también lo haría.

—Porque siento que me estás evitando Els —Hayden me tomó por el brazo justo cuando pensaba darle la vuelta, pero por andar reflexionando sobre mi vida me había encontrado.

Siempre Has Sido Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora