Siempre Has Sido Tú

remolino

—¿Estás bien Eliza? —La voz de Adrien me hizo tranquilizar un poco

—Creo que la comida me hizo daño, pero ya estoy mejor —Salí con la mejor sonrisa que pude, no podía dejar que su estúpido recuerdo pudiera aún afectarme.

Regresamos a la mesa mi madre me veía con preocupación y también la madre de Adrien.

—me hizo mal la comida —asegure ante la mirada expectante de todos. Mi padre asintió y siguió su amena conversación.

—¿Asi que ahora Cooper trabaja para tí? —Preguntó Brooks Y asintió mi padre —Quien hubiera pensado que te llevarías tan bien con tu yerno Will —Rio cínicamente

—Es buen yerno —guiño un ojo para mí ya lo estaba aceptando.

—¿Como está Emily? Hace mucho que no se de ella —Pregunto mi madre con curiosidad

—Supongo que está feliz, no la he visto desde que me pidió el divorcio —¿Se estaban divorciando? Pero si apenas habían pasado dos años desde su casamiento.

—Lo lamento mucho Leo —dijo mi padre. Se había formado un silencio un tanto incómodo por parte de todos.

—Siempre supe que solo quería mi dinero y por idiota me case con ella.  Espero que lo disfrute con su manager en dónde quiera que esté —Dijo con ironía. —Por eso no se casen —Rio y mi padre lo acompaño en su comentario "tan cómico".

—Es hora de irnos —Comentó Adrien con incomodidad.

—¿Pero porque si apenas empieza la noche? —Lo reto Leo

—Algunas personas tenemos que trabajar mañana. —Me miró con cariño —Te veo mañana princesa ¿si? —Asenti y los acompañe hasta la puerta su mamá se despidió muy amable de todos y quedamos en que volveríamos a cenar juntos en su próxima visita a la ciudad.

Cuando era más pequeña mi padre hizo un columpio de madera que era como mi refugio, siempre que estaba triste o simplemente quería estar sola me sentaba en el columpio por horas, en las noches nos sentabamos los dos y veíamos las estrellas, este era mi lugar favorito de la casa.

—¿Puedo sentarme? —Saco un Cigarrillo y lo encendió, asentí —Es bonito ver las estrellas en Londres. Lindo anillo —Levante mi mano izquierda.

—Adrien me propuso matrimonio y acepte —No podía mirarlo a los ojos

—¿Lo amas?

—Lo amo, es todo lo que nunca pensé que necesitaba.

—Eso es lo que importa —Se marchó dejándome sola en el jardín.

No entendía que había sido todo eso, que se proponía, Leo se podría considerar como un remolino cuando llegaba cambiaba todo, hacía un caos, te dañaba y si podía te destruía.

(...)

—Señorita Taylor ya tenemos un tutor disponible para que pueda ayudarle con su proyecto de investigación —Se me acercó una de las secretarias académicas en el pasillo

—Paso más tarde —Seguí mi camino a la cafetería de la escuela, necesitaba un café urgente muy cargado para poder aguantar todo el día.

No había podido dormir porque a mí estúpido cerebro se le hizo fácil recordar toda mi vida con Leo y el que volviera ponía alerta a todo mi cuerpo. No dejaba de preguntarme el porque había vuelto, y aunque había muchas respuestas lógicas como eran su empresa y su familia, mi cerebro seguía buscando mil motivos más.

—¿Estás bien? —Adrien me tomo de la cintura antes de caer como tonta por un piso mojado

—No pude dormir bien, gracias por salvarme la vida —Le sonreí con pereza