5. "Instrusa"

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Dos años habían pasado volando, dos difíciles años en los cuales estuvieron apuntó de morir más de quince veces.

Habían creado un hogar, por fin tenían un lugar al cual llegar, cuatro paredes protegiendolos, claro, estas no tenían ventanas, tampoco había techo pero lo habían solucionado cubriendo todo eso con mantas viejas y rotas que encontraban.

Ahora había un poco de esencia de Penny y Cinco en ese lugar, había libros perfectamente ordenados en pila, ordenados por tamaño y color, después a lado estaba el desastre de Cinco, sobras de comida, libros y paredes llenas de ecuaciones.

Cinco se quebraba la cabeza todos los días, buscando la ecuación la cual los llevaría a casa para evitar el apocalipsis. Penny deseaba tanto entenderlo, pero simplemente no podía ¿porqué tanta obsesión con el apocalipsis? todo pasa por algo.

Ahora era costumbre que al terminar de "desayunar" -desayunar entre comillas, apenas y comían.- caminaban por un largo rato en busca de cosas que les pudieran servir, ya no buscaban personas con vida, se habían rendido hacia tiempo. Hoy buscarían ropa, la que tenían les apretaba un poco.

Después de caminar aproximadamente media hora llegaron a una tienda de ropa que para su suerte no estaba derrumbada en su totalidad.

Entraron con dificultad, primero Cinco asegurándose de que no hubiera algún peligro, después Penny con ayuda del chico.

Vagaron por los pasillos casi destruidos, tomando ropa que les serviría en ese momento y en algún futuro.

Se reencontraron 20 minutos después, Penny miró a Cinco llegar con ropa y con la mitad de un maniquí en manos.

-¿Pará qué llevas eso?- preguntó la chica extrañada.

-No la podemos dejar aquí.

-Es un maniquí.- dijo con voz neutra, como siempre.

-Es nuestra amiga, vivira con nosotros.- dijo Cinco dándole fin a esa platica.

-Aidan, no te puedes llevar a un maniquí a nuestro hogar.- dijo Penny.

Cinco rodo los ojos, no le agradaba ese nombre de "Aidan" pero Penny insistía en usarlo.

Y si, llevaron al maniquí a lo que ellos llamaban hogar, Cinco la acomodo a lado de la cama, Penny escucho que le susurraba al maniquí algo así como "No te preocupes, así es su cara, no puede sentir alguna emoción a menos que sea muy fuerte".

-¿Donde dormirá Dolores?- preguntó el azabache cuando ya era de noche y Penny acomodaba las sábanas viejas en su maltrecho colchón.

-En el suelo.- dijo con simplesa.

-¿Qué? No. El suelo es frío para Dolores.

-¿Quien es Dolores?.- para estas alturas Penny ha estaba dentro de las feas colchas.

-El maniquí.

-Un maniquí no puede tener nombre.

-Así se llama, ella me lo dijo.

-Bien, ven y acuesta con nosotros a tu Dolores.- Penny hizo más espacio y Cinco correteo a la cama gustoso con el maniquí en manos.

-Buenas noches Dolores.- la acostó en medio de la chica y el.

Penny frunció el ceño. ¿Por qué a ella no le dijo buenas noches? Eso le molestaba, ya era parte de su rutina. También tenían el hábito de abrazarse para alivianar el frío que hacía todas las noches, ahora con Dolores en medio eso no se podía hacer.

Espero un rato a que el chico entrará en un sueño más profundo. Cuando eso paso, ella quito a Dolores de en medio y la aventó al suelo, se acercó y acurrucó en Cinco como ya era costumbre entre ellos dos, el inconscientemente la atrajo más a su cuerpo, como si quisiera protegerla.

A Penny le molestaba el contacto de cualquier persona menos de Cinco, porque el la hacía sentir segura.

Los abrazos nocturnos seguirían, no dejaría que una intrusa como Dolores interrumpiera sus rutinas.












On my shoulder || Cinco Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora