2. "En Mi Hombro"

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Y ahí estaban, los únicos sobrevivientes al apocalipsis intentando buscar un lugar para dormir.

Llegaron a unas ruinas de lo que parecía ser un supermercado, gran parte de este seguía en pie, el azabache entró primero para comprobar que no hubiera nada que pudiera dañar a la niña que se encontraba detrás de él, observando todo a su alrededor con cara neutral.

-Bien, nos quedaremos en las ruinas de alado, al parecer no hay nada peligroso ahí, escoge lo que creas que es necesario para ti- ordeno el azabache.

Penny asintió y se separo de Cinco. Camino cuidadosamente por los pasillos semi-destruidos, buscaba con la mirada en las cosas que había en el suelo algo que les pudiera servir. Tomó de ahí dos tubos de pasta dental, dos cepillos de dientes, y artículos de higiene personal que seguían sirviendo, además de botellas de agua que no estaban aplastadas o destruidas.

Mientras tanto Cinco se encontraba en el área de frutas, tomando muchas de ellas, comerian eso primero ya que era lo que se echaba a perder mas rápido, debían de aprovechar todo lo que quedaba en ese supermercado.

Se encontraron en los pasillos y decidieron buscar mantas y ropa abrigadora, la noche era fría.

Penny encontró dos mantas gruesas y botas para nieve. Todavía no había nieve pero les ayudarían para el frío.

Cinco encontró abrigos y una bufanda. Salieron del supermercado y dieron un par de pasos para llegar a la "casa" que se encontraba a lado de este, era segura, tenía cuatro paredes pero no tenía techo ni ventanas. Había un pequeño colchón individual ahí, solo uno. Y una estufa que ahora era inservible.

-Bien, puedes dormir en el colchón- hablo Cinco después de mucho tiempo.

-¿Dónde dormirás tu?- preguntó viendo a su alrededor.

-En el suelo.

Penny negó -En el piso hay vidrios, podemos compartir el colchón, cabemos los dos.

El azabache aceptó no muy convencido, iba a acostarse en el colchón cuando la chica lo detuvo.

-Es malo no lavarse los dientes antes de dormir.

-¿Acaso ves aquí algún cepillo de dientes?

Penny asintió y señaló una placa de cemento donde ella había puesto todas las cosas que recolectó. Dos cepillos se encontraban ahí, uno era azul y otro amarillo. La chica corrió y tomó el azul para ella, le extendió el amarillo a Cinco quien lo aceptó.

Puso una mínima pero suficiente pasta dental en ambos cepillos, después fue por una botella de agua para tenerla en mano, ambos comenzaron a cepillarse los dientes el silencio. Exactamente dos minutos después Penny terminó, le dio un pequeño sorbo al agua y después la escupió, Cinco hizo lo mismo.

La chica se acostó en el colchón, extendiendo las mantas que Cinco había conseguido, dejando un espacio al azabache. El se acostó a su lado incómodo.

-Buena noche- habló Penny viendo para arriba, al cielo azul, casi negro, ahora no había estrellas ya que el cielo estaba cubierto de una fina capa de polvo y contaminantes.

Cinco no contesto, eso no estaba ni cerca de ser una buena noche, estaban atrapados en el fin del mundo, y Penny actuaba tan indiferente, pero era entendible, su síndrome no la dejaba.

Pronto la respiración de la chica se volvió más tranquila dando a entender que ya estaba durmiendo sin ningún problema. Cinco se sentía incómodo, nunca había dormido con alguien.

Una lagrima ácida resbaló por la mejilla del azabache, no había tenido tiempo de llorar, no hasta ahora que Penny ya se encontraba dormida y no había nada de ruido.

Su pecho dolía y en su garganta se sentía una gran presión, un jadeo no tan silencioso escapó involuntariamente de sus labios. Cinco no sabía llorar en silencio y eso era un gran problema al momento de intentar ocultar sus sentimientos.

Penny se removió un poco al escuchar el jadeo de Cinco, sabía que estaba llorando pero no sabía porque.

-¿estás llorando?- la chica se levantó del colchón viendo al chico.

-No.

-No está lloviendo y tú tienes agua en la cara, entonces estás llorando ¿por qué?

-Porque esto es una mierda, estamos solos aquí, no se cuanto tiempo podremos sobrevivir, tu eres la única compañía que tengo de ahora en adelante y no se como tratarte y extraño a mi familia.

-Tratame como tratas a otros, solo acostúmbrate a lo que yo hago, se me hace difícil cambiar de rutinas.

Cinco solloso de nuevo, se sentía tan frustrado. Penny se lo pensó por unos minutos, realmente odiaba el contacto físico. Ella tenía una amiga en el orfanato, ella decía que cuando alguien estaba triste necesitaban un abrazo. No sabía si Cinco estaba triste pero al parecer si y necesitaba un abrazo.

-Levantate- pidió la niña, Cinco le obedeció confundido, sentándose en el colchón al igual que ella.

Penny suspiro, era realmente difícil hacer eso, pero Cinco estaba triste. Se acercó con desconfianza al azabache, este se apartó un poco pero ella siguió acercándose, logró poner sus manos en la espalda de este, creando un abrazo incómodo. Cinco se quedó estático, Penny pensó que tal vez el tampoco sabía dar abrazos así que lo ayudó un poco, empujó la cabeza del chico hacia su hombro, ahora Cinco entendía todo, ella le estaba dando un abrazo, el lo necesitaba tanto, así que rápidamente abrazo a la chica, tomando su espalda con fuerza.

Penny se empezaba a sentir realmente incómoda, ya llevaba mucho tiempo en ese abrazo y eso la ponía ansiosa. Sintió su hombro mojado y una mueca de confusión se instaló en su rostro.

-¿Esta lloviendo?- preguntó.

-No- susurro el azabache.

-Esque tengo mojado el hombro- la chica se removió incómoda y por fin Cinco se apartó, terminando el abrazo.

-Era yo, lo siento- Penny vio la cara del azabache, sus mejillas estaban mojadas, había estado llorando en su hombro.

-Puedes llorar en mi hombro pero por poco tiempo porque no me gusta el contacto físico.

On my shoulder || Cinco Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora