~𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨𝐬~(Kagaya Ubuyashiki y Tú)

17. Tᴏᴍɪᴏᴋᴀ.

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Me siento mal, muy mal. Mitsuri realmente cree que lo mejor es que intenté algo con Tomioka y que olvide a Kagaya. Juro que lo intento, desde que desperté trato de no pensar en él.

Lo aprecio tanto, de solo mirarlo no puedo evitar sonreír. Pero me lastimó, solo jugó conmigo, por un momento hasta llegué a creer que yo también le gustaba.

Y entiendo que Mitsuri quiere lo mejor para mí, pero no estoy segura de sentir algo así por Tomioka.
Es cierto que me llegué a preguntar si realmente me gustaba. Pero llegué a la conclusión de que simplemente me parecía guapo. Y como no, es un hombre musculoso y alto, con una mirada... Sexy y su cabello me parece muy llamativo.

Es atracción, pero solo visual. No sería capaz de ilusionar a Tomioka solo por qué me gustara su físico. Yo no haría eso...

Es una magnífica persona, no tengo dudas. Por eso, no veo razones por las que no podría llegar a gustarme, talvez podría llegar a sentir cosas por él, como dice Mitsuri. Pero por ahora, es solo un amigo, un amigo atractivo.

--Por lo general estás más parlanchina.-- Comenta Tomioka al notar que no había hablado desde que empezamos a caminar.

--Siempre te enojas cuando habló mucho, así que mejor me quedo callada.-- Respondí.

En realidad no tenía las fuerzas para tener una conversación.
Aún pensaba en la noche anterior. Kagaya me rechazó; Eligió a la señorita Amane y prácticamente confesó que solo me utilizó.
Sigo sin creer que Kagaya fue capaz de hacerme eso, talvez si sintió algo por mi pero cambió de opinión, o simplemente prefería a la señorita Amane. Intentaba tener otra razón más coherente.

--Supongo que es algo bueno. Cómo es tu primera misión, tienes que estar muy concentrada.

--Bien.-- Muy concentrada no estoy, sinceramente.

--Llegaremos en unas horas. Pero acortaremos el tiempo si corremos.

--Está bien.-- Solo esperaba que no fuera tan rápido.

Todo el camino los dos estuvimos en silencio, lo cual me ayudó. Por lo menos por dos horas tuve un momento de paz.

Me recordó a mis días en el bosque. Corriendo y pensando en que comería más tarde. Esa era mi mayor preocupación.
Daría lo que fuera por regresar a esos días. Por lo menos en ese tiempo no había nadie que me hiciera llorar.

--Llegamos.-- Anuncia Tomioka después de tres horas corriendo.

Eran aproximadamente las 7 de la tarde, pero todavía no anochecía por completo. Osea, que faltaba todavía un rato para que el demonio saliera a cazar.

--Tenemos que esperar hasta que anochesca.-- Volvió a decir Tomioka.-- Yo solo asentí.-- Iré a comer algo, puedes ir conmigo.

Se fue hacia una pequeña cabaña y entró. Yo lo seguí, ni tenía nada mejor que hacer.
Se sentó en una de las mesas vacías y le pidió a una chica que le trajera un salmón con rábanos. Lo mismo que le cociné la otra vez.

--¿Tu que vas a pedir?-- Me preguntó.

--¿Eh? Yo nada.-- Nisiquiera sabía que existiera un lugar así. Lo más cercano a esto eran las tiendas, dónde solo podía comprar un saco de papas.

--Debes de comer para tener energías.

--No tengo hambre.

--No has comido en todo el día. Claro que tienes hambre.-- Dijo casi regañando me.