Breaking Rules 30/02

Capitulo 23: Yo soy tu angel custodio

Narra Luka:

Okey.... 

¿Por dónde empiezo? 

¡Ah sí! 

¿Desde cuándo he fingido ignorancia?  

Creo desde el prólogo, desde el capítulo "0". No, no se asusten, nada ha sido mentira, solo hay que organizar todos los elementos.

Hola, mi nombre es Luka Coffaine y, un día, me cruzé con las persona equivocada. Y, me enamoré como un idiota: De 9 cuatrillones de mujeres que existen en el mundo, me vine a enamorar de la única persona que no debía enamorarme.

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El último momento que tuve de consciencia del infierno que vivía, fue cuando, como un títere, Papillón tomó posesión de mí. Todo después, sigue siendo un misterio. 

Luego, recuerdo despertar en una sala de terapia intensiva: la luz blanca me pegaba en la cara, todos mis brazos, morados y perforados  por agujas, me mantenía preso en la camilla del hospital, envuelto en una caja de baldosas azules. 

Ese día, sentí como nacía otra vez: No recordaba mi nombre, el país o lo que había pasado. Todo, poco a poco fue construyéndose mientras, los días fueron pasando y, mi salud fue recuperándose por completo. 

Mamá, Juleka, Coral y Drake, fueron las personas que estuvieron siempre a mi lado y, ayudaron a reconstruir lo que había sido mi vida durante unos años. Drake decía que me levantara, porque era una estrella de Rock rumbo al éxito mundial, y que sería más famoso que lo beatles o Ed Sherman. En ese punto, no sabía si, volvería a tocar la guitarra o cualquier instrumento en mi vida. 

Aunque, algo extraño sucedió. Pues la única pregunta que, todos se negaban en responder era: ¿Qué había ocurrido en ese accidente? Coral me decía que, no valía la pena recordar, que ella se aseguraría de que olvidara todo y nunca recordara, y así nunca más sintiera dolor.

Pero, también era mentira. 

Él día que me dieron de alta, al entregarme mis pertenencias, había un collar de lo más extraño: era una gota de madera con un agujero en el medio, dónde se amarraba al frágil hilo de la prenda: "Señorita, esto no es mío", le dije a la enfermera, ella me respondió: "Joven, este collar usted lo llevaba puesto cuando lo salvamos de aquel accidente, y por todo el camino, no dejó de aferrarse a él. Es suyo" Me explicó. 

¿Era mío? Pero, yo no uso collares. Le pregunté a mi familia y mis amigos pero, nadie recordarba ese enigmático accesorio.

Pero, sentía en sus pequellas divisiones y líneas que forjaba aquel objeto, una energía restauradora que dio paz a todas mis dudas, cuando dormía con el por las noches. 

Empecé a recordar a través de sueños: aquella chica de ojos celestes y cabellera oscura; también el gran secreto que cargaba sobre sus hombros: aquella superheroína de traje rojo que, casi me había matado ese mismo día. 

Asimismo, en forma de sueños, fui recordando cada noche nuestra desastrosa historia de amor y el daño que habíamos hecho con nuestro desenfrenado sentimiento, cuando éramos niños. Esa, es la historia que les conté, antes del reencuentro.

Al principio, pensé que era un delirio, la ilusión de un amor bonito con la chica el cual, deseaba con el alma poseer aunque, desde el principio quedó claro que no era mía. 

Pero, después recordé aquel momento donde fue entregado ese collar. Y que ese mismo día, nos tomamos una foto con mi cámara polaroid instántanea. Busqué entre mi albúm, y allí estaba la foto.