Dejó su nombre por Wanheda como el pueblo que la había nombrado así, el pueblo que la recibió con catorce años perdida entre el bosque. Tomó de su cuidado aquella mujer que no llamaba madre pero si la veía como tal; aquella figura materna que no tenía hace mucho tiempo.
Cuando fue entendiendo las cosas, vio el poder que tenía aquella mujer y como era líder de todo el pueblo Trikru. Conllevó que la mujer le enseñara cosas que la adolescente nunca imaginó pasar, pero ahí estaba, siguiendo los pasos de todos los trigedakru —grounders—.
Para sus dieciséis, aquella líder murió y cuando Wanheda fue consciente que el lugar estaba siendo cedido para ella, tomó cada aprendizaje y tomó eso con honores y respeto hacia la mujer que la crío el último tiempo.
Al cumplir los diecisiete, salió de su cabaña en la que había crecido el último tiempo en casi las afueras de Polis. Estaba atardeciendo notoriamente, cuando una luz le toma por desprevenida: no fue la única en levantar la cabeza para ver como algo se movía rápidamente sobre ellos, específicamente hacia ellos.
Su velocidad era totalmente acelerada y parecía que estaba a punto de caer cerca de su cabeza. Sintió un fuerte dolor cuando rememoró aquello, por lo que gritó a sus guardias que siguieran aquello. No demoró en tomar su caballo para ir también, entre medio de sus guardias.
—No se acerquen más—ordenó esta viendo de lejos como la nube de humo comenzaba a esparcirse sobre el cielo, pero además, comenzaron a escucharse gritos: "Estamos de vuelta, perras" la nuca de Clarke se erizó completamente al entender aquello.
—Estamos posicionados—habló Lincoln quien era lo más cercano a lo que Clarke pudo haber tenido de hermano, pero esta negó captando la atención de más de un guerrero ante aquella acción.
—No vamos a atacar, no ahora—se quedó unos diez minutos intentando ver si había algo, pero los árboles apenas se movían.
—¡Hacia el lago!—cuando Clarke notó, una flecha se lazó y más de un grito fue dado del otro lado. La rubia ordenó silencio enojada ante la falta de autoridad que le tomaron—¡Dije que no disparen!—soltó retrocediendo con su caballo.
"No estamos solos" soltó otra voz. "Escuche voces"
Clarke ordenó a todos retirarse porque verdaderamente no sabía a que se enfrentaban, y muchos eran conscientes que nunca habían enfrentado a nada que haya caído del cielo. Una vez que llegaron, aquello que había caído del cielo estaba en bocas de cada uno de Polis, tanto que Clarke fue llamada para hablar con Heda.
—Wanheda—la comandante se giró para mirarla.—¿Qué sabes de lo que se habla?—la rubia no se había terminado de levantarse en sus rodillas, cuando carraspeó su garganta.
—Con todo respeto, Heda. Me gustaría hacerme cargo de aquello. Al caer el Sol, enviaré guardias por los alrededores.
Se ganó una mirada curiosa—¿Por qué quieres eso?
—Fuimos los primeros en reaccionar, somos los que estamos más cerca de ellos entre todos los clanes.
—¿Cómo sabemos que no implican una amenaza?
—Por lo que he escuchado, ellos no sabían que no estaban solos.
—¿Los has visto?—esta negó.—Tienes el permiso de hacerte cargo, pero no pueden acercarse a ningún clan. Quiero que cuanto antes saber de que se trata.
Clarke inclinó su cabeza y salió de ahí hacia los guardias, enviándolos a cuidar el perímetro y no permitir que nadie saliera. Quería ir ella también, pero Lincoln ya no dejaba de insistir en que no era el momento y que podría enfrentarse a un peligro.
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Llamando a la puerta del cielo.
FanfictionWanheda fue la primera en ver aquella estrella, o lo que fuera, acercarse rápidamente hacia ellos. Como líder de la tribu Triku, envía guerreros a rodear la zona y ver que era aquello que estaba invadiéndolos. Los intimidaron a aquella gente del cie...